Page 401 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Sharruma, hizo una visita oficial a Egipto y pasó los meses de invierno en el
clima relativamente suave del este del delta, lo que representaba todo un alivio
en comparación con las ventosas extensiones de su tierra. A un hombre como él,
acostumbrado a las austeras construcciones de Hattusa, la chillona decoración de
Per-Ramsés debió de producirle una impresión duradera. De hecho, cuando a la
larga se convirtió en rey, Hishmi-Sharruma decoró los santuarios de su reino con
un arte religioso monumental de una escala mucho mayor que la de ninguno de
sus predecesores. Al parecer, hasta un hitita podía caer bajo el conjuro único de
Egipto. Puede que la visita del príncipe heredero estuviera destinada a preparar
el terreno para un encuentro al más alto nivel, una cumbre en toda regla entre
Hattusil y Ramsés. Desde luego, hubo un aluvión de correspondencia entre las
dos capitales, en la que se trataban los detalles prácticos de tal reunión y en que
el rey egipcio expresaba su esperanza de que él y su homólogo pudieran «verse
cara a cara». El vínculo de amistad entre los dos territorios era más fuerte que
nunca, y perduraría hasta el mismo final del reino hitita.
NUEVOS ENEMIGOS
En el transcurso de su largo reinado de sesenta y siete años (1279-1213), Ramsés
II dio una especial prioridad a asegurar las posesiones imperiales de Egipto en
Oriente Próximo y neutralizar la amenaza hitita. Al mismo tiempo, su aparato de
seguridad se mantenía alerta frente a otro peligro creciente, esta vez procedente
no del norte, sino del oeste. Las tribus seminómadas del desierto libio y sus
parientes sedentarios de la costa habían representado una molestia persistente
desde los primeros días de la I Dinastía. Normalmente, siempre había bastado
una incursión de castigo o dos para mantenerlas a raya y evitar una infiltración a
gran escala en la zona occidental del delta. Pero las cosas habían cambiado. No
se sabe casi nada de la historia y la arqueología de Libia antes de la llegada de
los fenicios en el siglo VIII a.C., pero, por las referencias que contienen las