Page 403 - Auge y caída del antiguo Egipto
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reinado del nuevo monarca…


                    Alguien vino a decirle a Su Majestad … que el infame jefe de los enemigos libios, Mery, hijo de Dedy,
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                  había bajado…

                  Y el infame enemigo había hecho los deberes. Utilizando una amplia serie de

               alianzas estratégicas, había fraguado una revuelta simultánea en Nubia a fin de

               distraer a las guarniciones del sur de Egipto y había aumentado el número de
               efectivos  de  su  propio  ejército  con  un  nutrido  destacamento  de  mercenarios

               procedentes del Egeo y de otras zonas más remotas, «norteños que venían de

               todas las tierras». Aquellos «Pueblos del Mar» —piratas y corsarios en busca de
               un botín y de conquistas— llevaron consigo un tipo de guerra totalmente nueva,

               basada  en  una  potente  infantería  equipada  con  armas  de  combate  cuerpo  a

               cuerpo,  pequeños  escudos  redondos  y  arneses  de  protección  corporal.  Las
               pobladas  filas  de  tales  adversarios  tan  bien  armados  volvían  ineficaces  las

               unidades  de  carros  de  las  que  hasta  entonces  había  dependido  la  supremacía

               militar de Egipto y de las otras grandes potencias de Oriente Próximo. Como los
               libaneses,  algunos  de  los  Pueblos  del  Mar  habían  servido  anteriormente  en  el

               ejército egipcio —hay que recordar que la guardia personal de Ramsés II en la

               batalla  de  Qadesh  estaba  formada  por  mercenarios  egeos—,  y,  por  lo  tanto,

               conocían bien los puntos fuertes y débiles de su enemigo.
                  La  estrategia  de  combate  de  Mery  se  basaba  en  el  sencillo  expediente  del

               «divide  y  vencerás».  Si  podía  atacar  a  Egipto  en  varios  frentes  a  la  vez,

               provocando  confusión  y  rompiendo  las  líneas  de  comunicación,  sus  fuerzas

               tenían posibilidades de prevalecer. Así, tras enviar un pequeño grupo de ataque a
               lo largo de la costa para mantener ocupadas a las guarniciones fronterizas, él y la

               fuerza  de  asalto  principal  partieron  hacia  Egipto  a  través  de  los  oasis  del

               Desierto Occidental (Siwa, Bahariya y Farafra). El último oasis daba acceso a
               una red de rutas del desierto que llegaban al valle del Nilo por diferentes puntos,

               de  manera  que,  al  establecer  allí  su  ejército,  Mery  evitaba  que  los  egipcios
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