Page 405 - Auge y caída del antiguo Egipto
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se les reunió a todos y luego fueron empalados vivos en estacas. Al acabar el día,
               sus cadáveres cubiertos de moscas, con las entrañas pegajosas y hediondas por el

               calor del verano, flanqueaban la principal ruta del desierto al sur de Menfis, bien

               a la vista de cualquier libio en retirada y de la población local.
                  Fue una advertencia macabra, pero ni siquiera tan bárbara exhibición podía

               mantener la seguridad de Egipto durante mucho tiempo. Merenptah sabía que los

               libios  volverían  a  atacar  (como  en  efecto  hicieron  tres  años  después).  Sabía

               también  que  los  cómplices  de  su  conspiración,  los  Pueblos  del  Mar,  podían
               aparecer en cualquier momento y casi desde cualquier dirección, de modo que

               aplicó  su  propia  «gran  estrategia»:  reforzó  Ugarit,  envió  cereales  a  los  hititas

               para fortalecer las defensas septentrionales e incluso integró a la infantería hitita
               en  el  ejército  egipcio  (y  proporcionó  a  los  soldados  su  propio  armamento

               distintivo,  procedente  de  los  hornos  de  bronce  de  Per-Ramsés).  Las  viejas

               enemistades de Qadesh no eran ya más que un lejano recuerdo. En el inquietante

               nuevo mundo del Mediterráneo oriental, Egipto necesitaba a todos los amigos
               que pudiera reunir.

                  La  inscripción  conmemorativa  encargada  por  Merenptah  para  celebrar  su

               segunda victoria sobre los libios, tres años después de Perirer, es hoy célebre,
               pero no por los detalles de la batalla ni por los otros elementos de su estrategia

               defensiva,  sino  por  una  única  y  fugaz  referencia  que  aparece  en  la  penúltima

               línea.  Tras  derrotar  a  los  invasores  occidentales,  el  ejército  egipcio  marchó
               directamente a través del delta hacia Palestina, reconquistando las ciudades clave

               de Ascalón, Gezer y Yenoam. Para completar la tarea y restablecer la seguridad

               en aquella importante zona de protección, las fuerzas de Merenptah procedieron
               a  masacrar  a  una  tribu  rebelde  hasta  entonces  desconocida  del  territorio

               montañoso de Canaán. La tribu se denominaba a sí misma «Israel». Es esta la

               única  referencia  a  Israel  que  aparece  en  todas  las  inscripciones  del  antiguo

               Egipto, y refleja el auge de grupos bien armados que, pese a ser incapaces de
               derrotar  a  los  egipcios  en  una  batalla  campal,  sí  podían  plantear  una  seria

               amenaza a la estabilidad. Por lo tanto, Israel debería haber ocupado un titular, no
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