Page 398 - Auge y caída del antiguo Egipto
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reino de la ahora beligerante y expansionista Asiria. Había llegado el momento
de anteponer la seguridad al orgullo nacional.
Una alianza con Asiria era algo impensable, de modo que Hattusil prefirió
sondear discretamente al bando egipcio, explorando las posibilidades de una paz
con Ramsés. Tras un año de tensas negociaciones acompañadas de numerosas
idas y venidas diplomáticas, se negociaron los detalles de un tratado. Así, a
principios de diciembre de 1259, una década y media después de la batalla de
Qadesh, una delegación de alto nivel partió de la capital hitita, Hattusa, en lo alto
de la meseta de Anatolia, rumbo a Per-Ramsés. Junto con los enviados hititas
viajaba un representante de Karkemish, la avanzadilla hitita en las orillas del
Éufrates; un claro indicio de que el mantenimiento de unas relaciones cordiales
con Egipto constituía ahora una prioridad en la política exterior y de seguridad
hitita. Después de atravesar durante un mes las polvorientas rutas de Oriente
Próximo, los enviados llegaron finalmente a la gran ciudad del delta y fueron
conducidos a la sala de audiencias del rey. Prosternándose ante Ramsés, el
principal representante hitita le obsequió con una gran tablilla de plata, grabada
con textos en escritura cuneiforme. Era un regalo del propio Hattusil, una copia
del exhaustivo tratado que desde aquel momento uniría a los egipcios y los
hititas en un acuerdo de apoyo y amistad mutuos. Para no ser menos, Ramsés
había hecho grabar la versión egipcia del tratado en las murallas de Ipetsut,
como recuerdo perpetuo de su destreza diplomática.
Y lo cierto es que se trataba de un notable documento en ambas lenguas. Tras
declarar el cese oficial de las hostilidades entre los dos reinos, el texto celebraba
el establecimiento de unas relaciones amistosas:
He aquí que Hattusil, el soberano de los hititas, se une mediante un tratado a Usermaatra el-elegido-de-
Ra, el gran soberano de Egipto, a partir de hoy, de modo que puedan crearse para siempre entre nosotros
una paz y una hermandad perfectas, estando él en hermandad y paz conmigo, y estando yo en hermandad
y paz con él, para siempre. 2