Page 395 - Auge y caída del antiguo Egipto
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enteros habitados por mercenarios de otros países. Los mercados y los muelles
albergaban a comerciantes de todo el Mediterráneo oriental. Dada su proximidad
geográfica a Palestina, Per-Ramsés debió de ser un polo de atracción para los
inmigrantes que buscaban una vida mejor, lo que contrasta con el telón de fondo
descrito en el relato bíblico del Éxodo. Se dice en él (1, 11) que el faraón puso a
trabajar a los esclavos hebreos en dos grandes «ciudades de depósito», Pitom y
Ramsés. «Pitom», o Per-Atón, ha sido identificada como la actual Tell el-
Masjuta, en la parte oriental del delta, a solo unos días de viaje de Per-Ramsés,
mientras que «Ramsés» no puede ser más que la nueva capital dinástica. Es
posible que ciertamente se empleara a trabajadores de lengua semítica en la
construcción de la ciudad, pero es más probable que fueran trabajadores
inmigrantes que esclavos (por más que las condiciones de trabajo hagan que tal
distinción resulte algo académica). En cuanto al posible éxodo de los hebreos, ya
fuera durante el reinado de Ramsés o más tarde, las fuentes del antiguo Egipto
guardan silencio. Es posible, pues, que la historia fuera una refundición de varios
acontecimientos históricos no relacionados entre sí. Por otra parte, y como ya
hemos visto, Ramsés no era el único dispuesto a sacrificar la verdad en aras del
control de la información.
Por más que los escribas y poetas de la corte loaran Per-Ramsés como una
gran residencia real, llena de exuberancia y alegría, el más ambicioso de los
proyectos regios tenía también otra parte más amenazadora. Uno de los mayores
edificios era una gran fundición de bronce cuyos centenares de trabajadores se
pasaban el día fabricando armas. Sus avanzados hornos de alta temperatura se
calentaban por medio de toberas alimentadas por fuelles. Cuando salía el metal
fundido, los sudorosos obreros lo vertían en moldes para fabricar escudos y
espadas. En condiciones de trabajo caracterizadas por la suciedad, el calor y el
riesgo, el pueblo del faraón fabricaba las armas para su ejército. Otra gran zona
de la ciudad estaba dedicada a albergar establos, campos de entrenamiento y
talleres de reparaciones para el cuerpo de carros del rey. Las reales caballerizas
daban cabida a un mínimo de 460 caballos, junto con sus domadores y mozos de