Page 450 - Auge y caída del antiguo Egipto
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régimen en la propia Tebas. Las colinas tebanas ofrecían un fácilmente accesible
tesoro de oro y plata, enterrado en las tumbas de los reyes, reinas y altos
funcionarios de Egipto, de modo que los hombres de Pianj iniciaron una política
deliberada de robos con allanamiento, canalizando las ganancias derivadas de
sus delitos a las arcas del Estado. Mientras deambulaban por la orilla occidental
buscando entradas de tumbas, iban marcando las que encontraban para su futuro
saqueo sistemático; solo Butehamón dejó más de 130 grafitos para identificar los
depósitos de riquezas amasadas por generaciones de píos tebanos. Tras haber
sobrevivido al ataque libio, a los robos oportunistas y a la guerra civil, las
tumbas de los faraones del Imperio Nuevo que aún permanecían intactas serían
implacablemente explotadas por los nuevos gobernantes. Se había quebrantado
el último tabú.
Tras una década de gobierno, la junta se enfrentó a su prueba más dura cuando
Pianj murió inesperadamente. Sus hijos eran demasiado jóvenes para sucederle,
y la perspectiva de un interregno resultaba tremendamente desagradable para un
régimen que todavía no había consolidado su control del poder. Así pues,
posponiendo una solución dinástica en favor de una transitoria, los partidarios de
Pianj actuaron rápidamente para estabilizar la situación eligiendo a otro general
del ejército, Herihor, como gobernante provisional. Herihor, que era un líder
maduro y capaz, de la misma pasta que Pianj, provenía también de la misma
clase de oficiales. Tan vigoroso en su vida privada como en los asuntos militares,
tenía nada menos que diecinueve hijos.
Pero ninguno de sus hijos habría de sucederle. La viuda de Pianj se encargó de
ello. En una jugada brillantemente calculada, Nodymet tomó inmediatamente a
Herihor como su nuevo esposo, reforzando la posición de este al tiempo que
conservaba su influencia sobre la futura sucesión.
Dicha sucesión no dejaría sitio a la familia real ramésida. Mientras Herihor
reforzaba el dominio de los generales en el Alto Egipto, otro militar,
Nesbanebdyedet —que era yerno del rey—, tomaba el poder efectivo en el norte
del país. Egipto era ahora una nación dividida en dos mitades, cada una de ellas