Page 454 - Auge y caída del antiguo Egipto
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del antiguo Egipto, desde la invasión libia hasta la conquista romana. Los tres
               primeros siglos de gobierno posramésida fueron relativamente pacíficos, con el

               país regido por las ramas colaterales de una familia real libia que logró mantener

               un  difícil  equilibrio  de  poder.  Sin  embargo,  el  retorno  en  el  728  del  viejo
               enemigo  de  Egipto,  el  reino  de  Kush,  rompió  el  statu  quo,  y  durante  los

               cuatrocientos años siguientes el valle del Nilo se vio acosado por la división, el

               conflicto  y  la  ocupación  extranjera.  Cuatro  invasiones  asirias  sucesivas  en  el

               lapso de tres décadas culminaron en el saqueo de Tebas, asestando un duro golpe
               al  orgullo  nacional  de  Egipto.  En  medio  del  caos,  una  dinastía  de  Sais  se  las

               ingenió para acceder al poder, sacudiéndose el yugo asirio y rechazando diversas

               tentativas  de  invasión  por  parte  de  Babilonia,  antes  de  sucumbir  finalmente
               frente a los persas. Egipto perdió su corona ante una renacida Mesopotamia, y

               jamás volvería a recuperar su antigua supremacía en Oriente Próximo.

                  La  omnipresente  amenaza  persa  se  cernió  como  una  oscura  nube  sobre  las

               últimas dinastías autóctonas, cuyos miembros se disputaron los restos de Egipto,
               comportándose  como  belicosos  caudillos  militares  en  lugar  de  hacerlo  como

               poderosos faraones. La llegada de Alejandro Magno en el 332 pareció entrañar

               una  liberación,  y  su  breve  estancia  en  el  valle  del  Nilo  tuvo  un  efecto  tan
               profundo en Egipto como en él mismo. Sus sucesores, los Ptolomeos, intentaron

               recuperar las glorias del pasado, aunque con una perspectiva claramente griega.

               Pero sus constantes disputas, sumadas a su abandono del Alto Egipto —el crisol
               de  la  civilización  faraónica—,  desembocarían  en  la  inestabilidad  política,  una

               prolongada insurrección en el sur y una decadencia terminal. El último acto del

               gran drama de Egipto se desarrollaría en las calles de Alejandría con un elenco
               de actores famosos donde los haya: César, Marco Antonio y Cleopatra. Con la

               muerte  de  esta  última,  en  el  año  30,  Egipto  pasó  a  ser  una  posesión  imperial

               romana, poniendo así punto final a sus tres mil años de tradición faraónica.
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