Page 683 - Auge y caída del antiguo Egipto
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inestimable trabajo de Aidan Dodson y Dyan Hilton.
Las construcciones de Osorkon II en Bast se describen en Édouard Naville,
The Festival Hall of Osorkon II, y se tratan de forma resumida en Charles van
Siclen, «Tell Basta». Pascal Vernus, en «Choix de textes» (n.º 8, p. 109), publica
el lamento fúnebre por Osorkon II compuesto por uno de sus generales. Sobre la
realeza de Horsiese y la declaración de independencia tebana durante el reinado
de Osorkon II, véanse Karl Jansen-Winkeln, «Historische Probleme der 3.
Zwischenzeit», y David Aston, «Takeloth II». Ambos artículos resultan
esenciales para entender la compleja cronología de los acontecimientos
relacionados con el príncipe Osorkon; resulta particularmente útil la «tabla 1»
del trabajo de Karl Jansen-Winkeln. La principal publicación sobre las
tribulaciones del príncipe es la obra de Ricardo Caminos The Chronicle of
Prince Osorkon; Gerald Broekman, en «The Chronicle of Prince Osorkon»,
ofrece un análisis y comentarios más recientes.
La historia de Nubia durante la primera parte del Tercer Período Intermedio
sigue siendo extremadamente oscura. Uno de los mejores de entre los estudios
más recientes es el de John Darnell, The Inscription of Queen Katimala
(especialmente pp. 55-63). Sobre las tumbas de los antiguos caudillos en El-
Kurru, véanse Timothy Kendall, «The Origin of the Napatan State»; Lisa
Heidorn, «Historical Implications», y un práctico resumen de David O’Connor,
Ancient Nubia (pp. 66-69). De Kashta dan constancia diversas inscripciones de
la época que llegan por el norte hasta Elefantina; si Amenirdis fue instaurada
como futura esposa del dios Amón no por su hermano (Pianjy), sino por su padre
(Kashta), como era la práctica habitual, entonces cabe pensar que la autoridad de
este último debía de extenderse hasta Tebas. Timothy Kendall, en «Kings of the
sacred mountain» y «Egypt and Nubia» (pp. 409-412), ofrece análisis
actualizados de la teología asociada a la montaña sagrada de Gebel Barkal. La
sugerencia de Kendall («Egypt and Nubia», p. 412) de que es posible que los
emigrantes tebanos contribuyeran a «convertir» a los gobernantes kushitas al
«amonismo» fundamentalista parece fuera de lugar, dadas las evidencias que