Page 72 - Auge y caída del antiguo Egipto
P. 72

serie de largos huesos humanos, y en el centro una colección de cráneos. Era
               evidente que se habían enterrado los cuerpos desmembrados de varios individuos

               junto  con  el  dueño  de  la  tumba.  En  Nejen,  los  cuerpos  del  cementerio

               predinástico  suelen  mostrar  frecuentes  evidencias  de  extracción  del  cuero
               cabelludo y de decapitación, y en la cercana Adaima se hallaron los restos de dos

               individuos a los que se había degollado antes de decapitarlos. El arqueólogo que

               los encontró creyó que podían ser ejemplos tempranos de sacrificio voluntario,

               fieles  criados  que  se  habían  suicidado  para  poder  acompañar  a  su  amo  a  la
               tumba.  Pero  las  tumbas  reales  de  la  I  Dinastía  en  Abedyu  sugieren  una

               explicación distinta, y también más siniestra.

                  Bajo el reinado de los sucesores de Narmer en la I Dinastía, la propia tumba
               real  venía  acompañada  de  una  serie  de  sepulturas  secundarias  para  diversos

               miembros de la corte. En un caso concreto, los compañeros de ultratumba del

               rey se hallaban todos en la flor de la vida cuando murieron, con una media de

               veinticinco años de edad o menos. En otra tumba real de finales de la I Dinastía,
               un solo techo cubría las tumbas de los sirvientes además de la cámara del rey.

               Ambos  ejemplos  proporcionan  evidencias  inequívocas  del  sacrificio  de

               sirvientes,  dado  que  resulta  imposible  que  toda  la  servidumbre  muriera
               oportunamente al mismo tiempo que su monarca. Sin embargo, podría tratarse de

               un sacrificio voluntario; tal vez los vínculos de lealtad eran tan fuertes que los

               criados  estaban  dispuestos  de  buen  grado  a  quitarse  la  vida  cuando  moría  su
               amo. El caso, no obstante, es que una inspección más meticulosa de las tumbas

               secundarias realizada en fecha reciente ha descartado esa explicación, ya que los

               cuerpos que contienen muestran evidencias de muerte por estrangulamiento. La
               conclusión resulta tan sombría como terrible: los primeros reyes de Egipto tenían

               poder sobre la vida y la muerte de sus súbditos, y no dudaban en utilizarlo para

               demostrar su autoridad. Ser una persona normal y corriente comportaba una vida

               de  sometimiento,  y  ser  miembro  del  círculo  de  personas  más  cercanas  al  rey
               entrañaba una vida de temor; ninguna de las dos debía de resultar especialmente

               placentera.
   67   68   69   70   71   72   73   74   75   76   77