Page 88 - Auge y caída del antiguo Egipto
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estuviera perdido. Ese sería Jasejem.
Posiblemente, la civilización del antiguo Egipto no habría avanzado más allá
de su etapa de formación, ni habría desarrollado sus características pirámides,
templos y tumbas, de no haber sido por el último gobernante de la II Dinastía (c.
2670). El propio nombre de Jasejem, «el poder ha aparecido», anunciaba sus
intenciones, y sin duda hizo honor a ellas. Fue una figura clave en la historia del
antiguo Egipto, y representó la transición entre una cultura antigua, básicamente
derivada de formas prehistóricas, y una nueva civilización esencialmente
faraónica con una visión más audaz.
Como Peribsen, parece que Jasejem procedía del Alto Egipto, y su base de
poder también se hallaba en el sur. Prestó especial atención a Nejen,
consagrando estatuas y vasijas de piedra en su centro de culto e iniciando la
construcción de un enorme recinto situado detrás de la ciudad. Dicho recinto,
conocido como el «Fuerte», constituye la estructura de adobe más antigua que se
conserva en todo el mundo, y más de 4.500 años después de su construcción, sus
muros todavía se alzan hasta los diez metros de altura. La intención de Jasejem
de reinar como un soberano tradicional quedó patente asimismo al restablecer la
titulatura real tradicional, proclamándose la reencarnación del dios celeste
Horus.
Crucialmente para el destino de Egipto, esas manifestaciones externas de
autoridad iban de la mano de la determinación de Jasejem de reunificar el país y
volver a ejercer su dominio sobre el conjunto de las Dos Tierras. Dos estatuas
del rey de tamaño natural procedentes de Nejen lo representan llevando la ceñida
túnica del llamado «jubileo real», una de las celebraciones más antiguas de la
realeza. Sus pedestales llevan inscritos no los títulos del rey, sino escenas de
muertos en combate en posturas retorcidas. Los jeroglíficos que las acompañan
rezan: «47.209 enemigos del norte». Las vasijas de piedra de Jasejem, del mismo
santuario, también llevan grabadas escenas de triunfo; la diosa buitre del Alto
Egipto, Nejbet, aparece posada sobre un aro que contiene la palabra rebelde,
mientras que una inscripción reza: «El año de la lucha contra el enemigo del