Page 86 - Auge y caída del antiguo Egipto
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mortuoria, acompañado de un montón de provisiones que habían de sustentar a
               su espíritu en el más allá. A fin de atender todas sus necesidades, los cuerpos de

               sus  infortunados  sirvientes  fueron  enterrados  alrededor  del  suyo  en  tumbas

               secundarias. Luego se selló la cámara bajo la atenta mirada del heredero de Qaa,
               el nuevo rey Hetepsejemuy. Se había realizado un tranquilo traspaso del poder,

               dando  comienzo  a  un  nuevo  reinado.  Pocas  cosas  parecían  sugerir  que

               Hetepsejemuy  inauguraría  una  era  muy  distinta  en  la  historia  egipcia.  Sin

               embargo, los posteriores cronistas le identificarían como el primer rey de una
               nueva  dinastía.  La  razón  de  ello  estriba  en  su  drástica  decisión  de  abandonar

               Abedyu —donde se había enterrado a los reyes durante más de tres siglos— y

               fundar un cementerio real totalmente nuevo a centenares de kilómetros al norte.
               El  emplazamiento  elegido  fue  Saqqara,  un  lugar  desde  donde  se  dominaba  la

               capital, Menfis.

                  Las  razones  subyacentes  al  traslado  a  Saqqara  no  están  claras.  Quizá

               Hetepsejemuy tenía vínculos familiares con la región, o tal vez consideraba que
               un monumento tan cargado de simbolismo como la tumba del rey debía ubicarse

               en la propia «Balanza de las Dos Tierras», y no en una simple provincia del Alto

               Egipto.  Fuera  cual  fuese  el  motivo,  la  radical  decisión  de  modificar  el
               emplazamiento de la tumba vino acompañada de un cambio no menos radical en

               su  diseño:  la  tumba  se  orientó  hacia  el  norte  geográfico  en  lugar  de  guiarse,

               como hasta entonces, por la geografía local; se excavó en la roca en lugar de
               construirse de adobe; se dispuso como una serie de largas galerías que daban a

               un corredor central en lugar de hacerlo como una cámara mortuoria rodeada de

               salas de almacenamiento, y terminaba en un conjunto de salas semejantes a las
               habitaciones  privadas  de  una  casa  contemporánea.  A  Hetepsejemuy  le

               preocupaba que su espíritu tuviera cubiertas todas sus necesidades en el más allá,

               no solo en lo referente a comida y bebida, sino también con respecto a todas las

               comodidades de la época, incluidos un dormitorio y un cuarto de baño.
                  Sus  dos  sucesores,  los  reyes  Nebra  y  Nynecher,  mantuvieron  dichas

               innovaciones y construyeron sus tumbas en Saqqara. Pero la aparente estabilidad
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