Page 82 - Auge y caída del antiguo Egipto
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evitar una hambruna generalizada. Considerar que esto representaba un
altruismo genuino o bien se trataba de un mero interés práctico por parte del
Estado es algo que depende del punto de vista de cada uno. No cabe duda de que
la población en general se beneficiaba de esta «póliza de seguros» nacional, pero
a un coste que tenía que pagar ella misma. Esta, obviamente, es la verdad que
subyace a los impuestos.
Con un sistema nacional en marcha para evaluar, recaudar y redistribuir los
impuestos, los primeros reyes de Egipto pudieron pasar a centrar su atención en
incrementar la productividad, tanto en la agricultura como en la maquinaria del
Estado. Los administradores impulsaron su propia dinámica y las burocracias,
sus propias prioridades; y aunque es posible que la plebe egipcia se beneficiara
indirectamente de las mejoras en la infraestructura política y económica de la
nación, es difícil no ver todo esto como un ejercicio básicamente interesado por
parte de la élite gobernante. En el antiguo Egipto, cualquier incremento de la
prosperidad nacional servía para facilitar la construcción de monumentos todavía
más suntuosos que celebraban al rey, y no para proporcionar servicios a las
masas o para mejorar sus condiciones de vida.
Este enfoque elitista de la actividad del gobierno resulta especialmente
evidente durante el mandato del rey Den, cuyo reinado, hacia la mitad de la I
Dinastía (c. 2850), representa un importante hito en el auge del antiguo Egipto.
En sus tres o cuatro décadas en el trono, se introdujeron innovaciones en muchas
esferas distintas, desde los títulos reales hasta el diseño de la tumba del monarca
(la introducción de una escalera de entrada para facilitar el acceso a la cámara
mortuoria parece algo obvio visto retrospectivamente, pero lo cierto es que
revolucionó el abastecimiento de la tumba y preparó el terreno para que, con el
paso del tiempo, pudieran hacerse monumentos funerarios mucho mayores).
También se proyectaron cambios que iban más allá de los estrechos confines de
la corte. Una de las entradas de la piedra de Palermo registra la reorganización
de tierras agrícolas en el delta, lo que posiblemente entrañaba el traslado de
comunidades enteras para permitir la creación de fincas reales. Parece ser que el