Page 80 - Auge y caída del antiguo Egipto
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real. Aunque los individuos y las comunidades siguieron cultivando sus tierras
tal como lo habían hecho hasta entonces, ahora se encontraban con un
terrateniente que esperaba una «renta» a cambio del uso de su propiedad. El
gobierno de la I Dinastía no tardó en diseñar e imponer un sistema nacional de
tributación a fin de sacar partido a la productividad agraria del país. Una vez
más, la escritura desempeñó un papel fundamental. Desde los mismos comienzos
de la historia escrita, el gobierno egipcio utilizó registros para llevar las cuentas
de la riqueza de la nación y recaudar los impuestos. Algunas de las inscripciones
de tinta más antiguas —halladas en jarras de cerámica de la época de Narmer—
se refieren a la renta pública recibida del Alto y el Bajo Egipto. Parece ser que,
en aras de una mayor eficacia, el país estaba dividido ya en dos mitades a efectos
de tributación.
La ambición del gobierno de controlar todos los aspectos de la economía
nacional queda patente en dos medidas introducidas en la I Dinastía. De ambas
da testimonio la piedra de Palermo, un fragmento de los anales reales que se
elaboraron en la V Dinastía, en torno al año 2400, y que se remontan a los
comienzos de la historia escrita. La entrada más antigua que se conserva,
correspondiente a un rey de la I Dinastía —probablemente el sucesor inmediato
de Narmer, Aha—, trata de un acontecimiento denominado el «Seguimiento de
Horus», que al parecer tenía lugar cada dos años. Lo más probable es que
consistiera en un viaje del rey y su corte a lo largo del valle del Nilo. De forma
parecida a los viajes regios de la Inglaterra de los Tudor, este habría servido para
varios fines a la vez: permitía al monarca aparecer como una presencia visible en
las vidas de sus súbditos; permitía a sus funcionarios vigilar de cerca todo lo que
ocurría en el país en su conjunto, aplicando medidas, resolviendo disputas e
impartiendo justicia; sufragaba el coste de mantener la corte y eliminaba la carga
de tener que sustentarla durante todo el año en un solo lugar, y por último,
aunque no en último lugar, facilitaba el cómputo y la recaudación sistemática de
los impuestos (algo más tarde, en la II Dinastía, la corte reconocería
explícitamente el potencial actuarial del Seguimiento de Horus; en adelante, el