Page 89 - Auge y caída del antiguo Egipto
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norte». Estos antiguos documentos parecen registrar el inicio de una ofensiva de
               las  fuerzas  de  Jasejem.  La  intención  del  rey  era  reconquistar  el  rebelde  Bajo

               Egipto y volver a anexionarlo por la fuerza a la corona. Era una idea audaz, pero

               bajo el liderazgo de Jasejem no tardó en hacerse realidad. El rey señaló su éxito
               en  la  reunificación  de  Egipto  cambiando  sutilmente  su  nombre  y  sus  títulos.

               Jasejem  se  convirtió  en  Jasejemuy,  «los  dos  poderes  han  aparecido»,

               complementado con el epíteto «los dos señores están en paz en él». Al halcón

               Horus se le unió el jeroglífico de Seth-animal sobre el monograma real. Se había
               resuelto el conflicto, se había restablecido la armonía y se habían reconciliado

               las fuerzas opuestas en la persona del rey.

                  Una  vez  más,  la  unidad  nacional  supuso  el  comienzo  de  un  período  de
               actividad económica y de renacimiento cultural. Y, una vez más, la base de ello

               sería  un  estrecho  control  centralizado  de  los  recursos  del  país.  La  piedra  de

               Palermo registra la reinstauración de un censo regular, aunque esta vez se trataba

               de un «censo del oro y los campos», que abarcaba la riqueza tanto mineral como
               agraria de Egipto. Con las arcas del Estado llenas de nuevo, Egipto restableció

               los contactos comerciales con Oriente Próximo. Su interés concreto no residía ya

               en el sur de Palestina, como en el pasado, sino en el puerto de Kebny (la Biblos
               clásica, la actual Yabayl, al norte de Beirut). El rey incluso regaló una vasija de

               piedra grabada al templo de la localidad para cimentar los vínculos de amistad.

               Por  su  parte,  los  comerciantes  de  Kebny  proporcionaban  a  Egipto  dos  de  las
               materias primas más importantes que este codiciaba: cedro y estaño. Los troncos

               de cedro eran esenciales para la construcción de barcos, dado que Egipto carecía

               de reservas de madera de buena calidad, y disponer de grandes barcos de altura
               constituía  un  imperativo  de  cara  a  los  contactos  comerciales  con  el  resto  del

               Mediterráneo oriental. Una entrada de la piedra de Palermo correspondiente al

               decimoséptimo año del reinado de Jasejemuy (c. 2655) alude a la construcción

               de barcos, mientras que los resultados del comercio de estaño son evidentes en
               su tumba en Abedyu: un aguamanil y una palangana de la tumba real constituyen

               las vasijas de bronce más antiguas del valle del Nilo.
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