Page 129 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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terminadas influencias sustancia­
        les  griegas  —alargamiento  de  la
        planta, organización del prónaos,
        columnas,  arquitrabe,  disminu­
        ción de la altura del tejado y ele­
        mentos  decorativos—  habrían
        dado forma definitiva al templo
        etrusco,  resuelto  de  forma  tri­
        partita y con podium.
           Este  último  elemento,  que
        hacía  que  el  templo  se  hallase
        algo elevado respecto al suelo res­
        tante,  tenía  connotaciones  espe­
        ciales  al  delimitarlo  y  aislarlo
        como  algo  superior,  haciendo
        precisamente del templo una por­
        ción de espacio a la vez terrenal,
        subterráneo y sobre todo celeste.
                                           Orientaciones de los templos etrusco-itálicos.
           Los  escasos  restos  templares           (Según F. Prayon.)
        que  nos  han  llegado  (que  sólo
        permiten  estudiar plantas y partes  inferiores  del  columnario) han  demostrado  que
        fueron construidos  siguiendo un buen número  de presupuestos  griegos (W.  Alzin-
        ger),  circunstancia muy evidente en los modelos reducidos de pequeños santuarios
        (naiskos, heroon) que testimoniarían los más antiguos edificios sagrados etruscos.
           Son de influencia griega, sin embargo, el espacio de tierra (témenos) consagrado a
        la divinidad, el tipo de altar (hornos) para los sacrificios, el foso de fuego (eschára) para
        los ritos ctónicos, y, por supuesto, la estructura templar (naos) y sus decoraciones, así
        como la delimitación del área sagrada mediante cipos (horoi).
           No obstante, a diferencia de los templos griegos, los etruscos fueron construidos
        con materiales pobres (adobes, ladrillos, madera, pedrisco), sin utilizar el mármol, en­
        cima de basamentos de piedra, que se apoyaban sobre un alto podio con molduras
        complejas, presentando escalinata frontal de acceso.
           El tratadista romano Vitrubio (De Arch., IV, 7) describe, de modo prolijo, los tem­
        plos  etruscos y sus proporciones,  señalando  que  eran de planta casi cuadrada, más
        ancha que larga, divididos en dos sectores:  el delantero (pars antica) con un pórtico
        (prónaos) de ocho columnas, dispuestas en dos filas, y el posterior (pars postica),  divi­
        dido en tres capillas (cellae) para otros tantos dioses —por lo general  Tinia en el cen­
        tro y Uni y Menrva a los lados—, o bien formado por una sola capilla y dos espacios
        (alae) situados a sus lados.
           El edificio quedaba así organizado de manera totalmente axial y frontal, con ac­
        ceso tan sólo por su parte delantera. Por encima de las columnas, finalizadas en capi­
        teles toscanos, eolios y compuestos, según los casos, corría un arquitrabe de madera,
        decorado con lastras de cerámica, sobre el cual descansaba la cubierta de tejas, a do­
        ble vertiente, ornamentada con acróteras, que remataban los ángulos de los fronto­
        nes y la lumbrera del tejado. Las extremidades de las tejas quedaban ocultas median­
        te antefijas, todas ellas de cerámica bellamente policromada. Diferentes figuras, tam­
        bién de cerámica, adornaban la cubierta, figuras lo suficientemente firmes y sólidas
        capaces de resistir las tempestades, el viento y el transcurso del tiempo. Entre ellas

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