Page 131 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Volsinii  —y  conocido  como  Fanum  Voltumnae—,  constituía  el  ámbito  en  el  que,
        anualmente, se supone que se celebraban las fiestas panetruscas y la elección del ma­
        gistrado que las presidía (zilath melch rasnal).  El indicado Fanum alcanzó a finales del
        siglo v a.C. una extraordinaria importancia por su significado no sólo religioso, sino
        también político y económico. Lamentablemente, como ya se dijo, no ha podido ser
        identificado  ni localizado  todavía,  aun  cuando  algunos  etruscólogos piensan en el
        Campo della Fiera en la colina de Orvieto.
            En  segundo  lugar,  debe  mencionarse  también  el mayor templo  construido  en
        Etruria,  denominado Ara della Regina,  en Tarquinia —excavado por P.  Romanelli y
        M. Torelli—, y quizá asociado religiosamente al lugar del nacimiento milagroso de
        Tages, maestro de Tarconte en el arte de la aruspicina. Tal edificio, sobre imponente
        terraplén de bloques calcáreos (77 x 36 m), fue varias veces reconstruido sobre el es­
        pacio de un santuario arcaico anterior, ubicado extramuros en el siglo vi a.C. El cita­
         do terraplén, de 7,20 m de altura y con ocho gradas de aceso, soportaba el templo
        a su vez sostenido por un podio. La planta templar era algo alargada (39 X 25 m),
        de tres capillas, dedicadas a otras tantas divinidades infernales o ctónicas. El hecho de
        las tres cellae pudo haber significado también el culto a una divinidad presente en tres
        diferentes  hipóstasis  (¿quizá  Artumes?).  Pudo  haber  funcionado,  asimismo,  como
        santuario federal antes de  que esta tarea incumbiera al Fanum  Voltumnae.  En época
        romana existió en sus cercanías la sede del ordo L X  haruspicum, en donde fueron ha­
        llados los famosos fasti, esto es, la lista de los magistrados que controlaron aquel co­
        legio de arúspices.
            Un  tercer  templo,  también  de  carácter  panetrusco,  fue  el  del  Portonaccio,
        en Veyes, antes citado (13  X  8 m) sobre un bajo podium,  de planta cuadrada (18,50
        por x 18,50 m), de tres cellae, dedicado a una Menrva con funciones oraculares y cu­
        rativas, y varias veces reconstruido sobre una terraza natural, fuera del recinto urba­
        no. El mismo, que ocupaba el asiento de un primitivo santuario, contaba con un am­
        plio estanque (¿un loutrón nymphikón, asociado a sacerdotisas etruscas?), pozo y altar
        monumental, además de otras construcciones para los servicios auxiliares.
            Las excavaciones efectuadas en él han facilitado estatuas acroteriales (magníficas las
        de un Aplu, la de Latona y la del Hercle con la cierva de Cerinea), y multitud de exvo­
        tos anatómicos, testimoniando así que funcionó como lugar de curaciones. La presen­
        cia del dios Aplu en las grandes acróteras del templo, y la de Menrva en las inscripcio­
        nes  en él halladas,  señalan que  ambos fueron considerados  allí divinidades titulares.
        También recibieron culto  Turms, Hercle,  Turan y Antimi,  estas dos últimas asociadas a
        Menrva (TLE, 45), tríada conocida también por los espejos y otros monumentos tar­
        díos, en opinión de D. Rebuffat. Los textos de las inscripciones hablan de fieles prove­
        nientes no sólo de Veyes, sino asimismo de Caere, Tarquinia y Vulci.
            De carácter nacional etrusco también se puede considerar el santuario de Feronia
        (Lucus Feroniae) en el ager de Capena (Tito Livio, I, 30; Estrabón, V, 2, 9; Silio Itálico,
        Púnica, XIII,  83-85), en donde se veneraba a la diosa de la Fecundidad, Feronia, de
        origen sabino, enclave que se convirtió en un importante centro comercial y en pun­
        to de reunión de etruscos, latinos, sabinos y faliscos.
            En Brolio, al sur de Arezzo, un depósito votivo ha testimoniado la existencia de
        un santuario rural, en funcionamiento ya a partir del siglo vil a.C., y que por su pres­
        tigio religioso fue visitado por fieles de toda Etruria.
            También en Poggio Civitate (Murlo) en su complejo palacial existía un espacio
        sagrado,  a modo  de  pequeño  santuario  (sacellum),  en  el  que  se  celebrarían  cultos


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