Page 132 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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gentilicios. Su excavador, Κ. M. Phillips, ha sugerido la hipótesis de que dicho sa
cellum podía haber sido la sede de una liga etrusca de las ciudades del norte; sin em
bargo, no existen pruebas ni arqueológicas ni textuales que confirmen tan sugerente
hipótesis.
Se ignora la exacta importancia que alcanzaría el templo de Volsinii (Orvieto), co
nocido como «Templo Belvedere» (22 X 17 m), construido sobre un alto basamento
a comienzos del siglo v a.C. Por delante se abría un amplio espacio sagrado, a modo
de patio, al que le seguía la pars antica con un prónaos con cuatro columnas, limitado
por un muro y por detrás (pars postica) existía un recinto subterráneo conectado con
depósitos votivos y cultos ctónicos. En los altares hallados en su recinto se lee la ins
cripción Tinscvil(TLE, 258,259), lo que indica que en sus tres cellae recibiría culto tan
sólo Tinia bajo tres funciones o advocaciones distintas. Por otra parte, el frontón del
templo recogía escenas del mito troyano, figuradas en admirables terracotas identifi-
cables con algunos de los personajes de la Guerra de Troya (reconstrucción de
M. J. Strazzula, G. Della Fina y F.-H. Massa-Pairault).
No se debe olvidar que el templo de Roma, en honor de Iupiter Optimus Maximus,
levantado en el Capitolio en tiempos de Tarquinio Prisco e inaugurado en el 509 a.C.
por el cónsul M. Horacio Pulvillo, se acomodó básicamente a la planta y estructura
etruscas, si bien se le rodeó de un peristilo griego, según han demostrado los estudios
efectuados por E. Gjestard. Según Plinio el Viejo (Nat. Hist., XXXV, 158), fue uno de
los más grandes (60 x 55 m de superficie) y espectaculares (elevado podium, decora
ción plástica) del siglo vi a.C. Lo mismo cabe decir del Templo de la Fortuna y de
Mater Matuta, erigidos en lo que es hoy área de Sant’Omobono.
O t r o s r e c in t o s sa g r a d o s
Los templos no fueron el único tipo de arquitectura sagrada con que contaron
los etruscos. También tuvieron capillas y sobre todo una gran variedad de altares al
aire libre, así como altares-tumba y altares-podio. Todos estos altares adoptaron, por
lo general, formas redondas o cuadrangulares con molduras muy acusadas, según tes
timonian los restos hallados en Comeana (Tumulo di Montefortini) y en Prato Rosello
(Túmulos «A» y «B»).
Uno de ellos, ya citado en páginas anteriores, de aspecto imponente en su día,
hubo de ser el existente junto al Melone del Sodo II de Cortona, complejo que formó
parte de un túmulo hallado en 1990. Su altar-podio, con precedentes en Poggio Gaie
lla y en Bagnolo, destinado, bien a la exposición del difunto (próthesis), bien al culto
funerario, se hallaba conectado al túmulo, formando con él un proyecto arquitectó
nico unitario (P. Zamarchi Grassi). Estaba compuesto por una corta escalinata y una
plataforma (5 X 9 m) delimitada por un parapeto decorado. Las antas de la escalina
ta, ésta con restos de seis peldaños (la restauración ha añadido otros tres), se hallan
ornamentadas cada una con la lucha de un monstruo (al parecer un león) contra un
guerrero, grupo sin duda manifestante de la contraposición simbólica de la vida y la
muerte.
Altares espectaculares del siglo v a.C., de carácter monumental, emplazados cer
ca de templos, fueron el llamado «Edificio D» de la acrópolis de Marzabotto, provis
to de escalinata de acceso, y el de Pieve Socana, cerca de Arezzo, con hermosas mol
duras. También se levantaron altares en las necrópolis rupestres (caso de Grotta Por-
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