Page 149 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Una inscripción (TLE,  155) sobre un
        vaso  de  bucchero,  hallada  en una  tumba
        de Tarquinia, recoge el nombre de un tal
        Rutile  Hipucrates,  sin  duda,  etrusquiza-
        ción  del  griego  Hippokrates,  quien  a  su
        nomen  etrusquizado  había  añadido  un
       praenomen  latino  (Rutile  por  Rutilus).
        Otro  texto  (TLE,  761),  también  de Tar­
        quinia, alude a un tal Larth Telicles, perso­
        na asimismo de origen griego, deducible
        del nomen originario:  TeleUes.
           Las  estructuras  ciudadanas  también
        acogieron,  según  la  precitada  autora,  a
        latinos  e  itálicos.  El  nomen  de  Hustileia
        (Hostilia)  se  documenta  en Vulci  (CIL,
        2608)  a  comienzos  incluso  del  siglo vil
        a.C.  En  Veyes  aparece  un  Tite  Latine
        (NRIE, 842), y en Caere un KalaturPha-
       pena  (TLE,  65),  esto  es,  un  Calatur Fa­
        bius, miembro, sin duda, originario de la
        gens  romana  de  los  Fabii.  También  en
        Caere  se  han  documentado  otros  dos
        personajes  de  origen  itálico:  Ramutha
        Vestiricinei (TLE, 868), sin duda, mujer procedente del área osco-umbra (gentilicio Ves-
        tirikis), y Ates Peticinas (TLE, 865), originario de Umbría (gentilicio Petikis).
           Todos  estos  nombres,  espigados  de  entre  otros  muchos,  ilustran  relaciones  de
        alto nivel entre gentes foráneas que se habrían acogido en Etruria a unas posibles re­
        glas arcaicas basadas en los principios del hospitium o bien habrían logrado establecer
        lazos matrimoniales.
           Esta  tendencia  de  incorporación  de  miembros  de  comunidades  extranjeras  se
        mantuvo también para personas de condición libre, pero de economía más modes­
        ta, no  dudando tampoco  ellas  en  adquirir sus  gentilicios  etruscos  a partir de  sus
        nomina originarios, como se evidencia en algunas de las tumbas de Orvieto (un grie­
        go Achilleus tomó como gentilicio el nombre de Achilena; otro, de Peritíes hizo Pere-
        cele, y un celta Catacus, el de Katacina).
           La integración de nuevos ciudadanos motivaría, lógicamente, reestructuraciones
        sociales tanto en las ciudades como en sus territorios.



        Las clases sociaks dependientes


           Por debajo de las dos clases sociales antes reseñadas se hallaban los libertos y los
        esclavos, que, siempre dependientes, fueron designados con un simple praenomen o
        nombre propio. Eran personas que trabajaban en los campos, en las minas, en los ta­
        lleres artesanales, en las construcciones de caminos, en el drenaje de pantanos y cur­
        sos de agua o bien servían en los palacios o en las casas e incluso en los ejércitos de
        las familias aristocráticas (de los principes, según las fuentes latinas). De acuerdo con las

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