Page 275 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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La tagliata etrusca de Ansedonia. Camino de la necrópolis de Caere.
cripciones incisas en las paredes tobosas, tanto en lengua falisca, como etrusca y lati
na. En la tagliata de Corchiano todavía es legible en una de sus paredes el nombre
etrusco de Larth Velamies, que tal vez perteneció al constructor de tan impresionante
camino. Por supuesto, la amplia red viaria etrusca —estudiada, entre otros, por
M. Lopes Pegna— sería aprovechada en parte y muy pronto por los romanos (Vía Sa
laria, Vía Aurelia, Vía Clodia, Vía Cassia, Vía Aemilia, entre otras).
Sobre los carriles, hundidos en sus caminos y calzadas, carros de cuatro ruedas
con cajas de madera, protegidas con láminas de bronce, y llantas metálicas, arrastra
dos por bueyes, mulos y caballos, transportaban los productos.
El comercio exterior se efectuó al principio por las vías terrestres que se acaban
de indicar, transitando por los caminos practicados a través de pasos montañosos o
bordeando más o menos las numerosas rutas fluviales, que iban hacia el norte (Om-
brone, Scultenna, Reno, Po, Ticino, Adda, Oglio, Adigio, etc.), hasta alcanzar los te
rritorios ligur, celta y véneto, para luego arribar a los valles del Ródano, del Rin y del
Elba. O bien por las calzadas y caminos, posibilitados por los valles del Sacco, Liri y
Garigliano que llegaban hasta la serie de colonias etruscas de Campania (Capua,
Suessula, Nola), para desde ellas alcanzar las colonias griegas del sur de Italia, sobre
todo las del golfo de Tarento (Siris, Metaponto, Taranto).
El comercio marítimo
Asimismo, a lo largo de las costas tirrenas sé efectuó al comienzo una navegación
de pequeño cabotaje que, además de permitir la unión y el contacto de unas zonas
costeras con otras, propició el intercambio comercial y cultural. En el golfo de Baratti,
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