Page 367 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Siendo una religión revelada, o si se quiere «de libro», similar a la religión hebrea,
cristiana e islámica, la etrusca asumió planteamientos oficiales, delineando un pan
teón con control religioso que gravitaba de modo pleno en las estructuras económi
cas y sociales.
L o s DIOSES ETRUSCOS
Por lo que sabemos, los etruscos tuvieron al principio, según apuntó M. Pallotti
no, una concepción de la divinidad como algo misterioso (Dii involuti), superior, algo
constituido por una única entidad más o menos enigmática, secreta y abstracta (Dii
opertanei) que dominaba el mundo a través de manifestaciones tanto esporádicas
como múltiples, concretadas, según gustase, en divinidades, grupos de divinidades y
espíritus.
Si en un principio (siglos ex y vin a.C.) el panteón fue imaginado a base de cria
turas monstruosas (como las existentes en la tapa de un cinerario de terracota villa-
noviano de Pontecagnano, figuradas en un abrazo hierogámico, y en la famosa urna
broncínea de Bisenzio, ya comentada), muy pronto, en los siglos siguientes y como
resultado de las influencias religiosas orientales y griegas, concibieron a aquellos se
res superiores —siempre herméticos, oscuros e incomprensibles— como entes ya to
talmente individualizados, bajo formas antropomorfas.
De esta manera, se asistía al nacimiento de un abultado panteón de seres divinos
que agruparon de modo jerárquico, aunque sin formar todavía tríadas, y que catalo
garon como dioses celestes, de la tierra, del agua, del nacimiento, de la guerra, de los
servicios cotidianos, de la curación y del Más Allá.
Dado que muchos de ellos se asemejaban en sus aspectos físicos, en su conteni
do teológico e incluso en sus nombres a los dioses griegos y latinos, es muy difícil de
terminar lo que hubo de genuinamente etrusco en los mismos.
A pesar de la individualidad religiosa y nominal de los dioses etruscos, fueron
muy corrientes al principio las denominaciones divinas binarias, según ha subrayado
C. De Simone. Según tal autor, los elementos binarios, al tiempo que definían de una
manera global a un dios, lo presentaban también en dos conjuntos informativos con
multitud de variantes que respondían a necesidades pragmáticas o religiosas muy va
riadas. Las mismas podían ir desde la yuxtaposición de dos personas divinas (Suri
Cavatha; Pachathuras Catbsc), la indicación de teónimo y su igualdad (Tinia Calusna =
«Tinia, el de Calus»), a la de un teónimo y un gentilicio (Selvans Sanchuneta; Uni Curtunei).
Si primero se escribieron denominaciones binarias, luego algunas acabaron por
separarse y adquirir el segundo miembro una connotación independiente y propia,
caso del conjunto Tin(i)a Velthum(e)na, que, de divinidad unitaria gentilicia en sus orí
genes, se escindiría en dos divinidades propias: Tinia y Velthumena (Vertumnus), el dios
más significativo de Etruria.
Fue muy usual, también, la presencia de entidades divinas de contenido plural que
quedaron incorporadas al cortejo, esfera o ámbito de otras. Caso de Achavisur y de It-
havukia en tomo a la diosa Turan. O el de los Aiseras thuflthicla en relación con Thuflt-
ha, sin olvidar la existencia de teónimos plurales (Calusur, Kulsnuter, Selasva, Thesnchva).
A pesar de las lagunas de conocimiento existentes —en relación con el significa
do funcional y teológico—, la presencia de grupos divinos plurales demuestra que
fueron usuales en Etruria, y, además, de mucha originalidad, no evaluada todavía,
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