Page 52 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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do, pues arrastraban los viejos planteamientos políticos del anterior período orienta
lizante.
¿Cómo explicar aquel apogeo histórico sin existir una «nación» consolidada? La
realidad es que el apogeo fue más bien propio y específico de las principales ciuda
des, muy en contacto con los planteamientos políticos que les habían llegado a tra
vés de los jonios, y no fruto de la conciencia de una «nación etrusca», tan sólo uni
da, al parecer, por vínculos lingüísticos y religiosos supraciudadanos.
Es de suponer que sería también hacia el 535 a.C. cuando la Confederación etrus
ca, al ir tomando conciencia de la serie de lazos panetruscos que unían a sus ciudades,
intentaría evitar los enfrentamientos entre ellas —suscitados casi siempre por motivos
territoriales—, si bien aquel deseo de paz y tal vez de unidad no se consiguió en abso
luto, según demuestran algunos estratos arqueológicos de unas cuantas ciudades aban
donadas o destruidas por el fuego (Murió, Acquarossa) y de no pocos enclaves habita
dos, desde los montes de la Tolfa a Bisenzio, y de centros menores de la Etruria meri
dional interior, desde Blera a San Giovenale. En cualquier caso, se está muy mal
informado sobre este particular, dada la parquedad de los datos disponibles.
Sí, en cambio, es un hecho constatable que las grandes ciudades de la Etruria me
ridional y algunas costeras de la septentrional evolucionaron hacia un urbanismo
más desarrollado, frente a las ciudades de la Etruria interior, todavía en un estadio
mucho más ruralizado y receptoras siempre de los productos y excedentes de las ciu
dades más ricas.
El análisis político de las singulares ciudades etruscas de este período está sujeto
a conjeturas. Al parecer, las aristocracias locales continuaron estableciendo alianzas
entre ellas mediante lazos matrimoniales y políticos coyunturales (Veyes con Narce,
Caere con la región del Biédano y con los púnicos) o recurriendo a la guerra (Ruse
las contra Vetulonia; Chiusi contra Murió; Volsinii contra Acquarossa; Vulci contra
una coalición de ciudades formada por Volsinii, Blera, Sovana y Roma; Chiusi y Ve
yes —en distintos momentos— contra Roma).
Entre el 500 y el 474 a.C., el mapa político de Etruria estaba ya totalmente dibu
jado. Las grandes ciudades habían absorbido amplias zonas de sus alrededores, res
tringiendo así el territorio de otros enclaves secundarios, y, en algunos casos, incluso
habían hecho desaparecer a otras. Por supuesto, en todo este desarrollo, muy bien
analizado por M. Torelli, las tensiones políticas y sociales fueron constantes, pues fue
entonces cuando los reyes o lucumones —se exceptúa el caso de Veyes— fueron pau
latinamente apartados del poder, siendo sustituidos por magistrados con poderes li
mitados en el tiempo.
Enfrentamiento con los griegos
En aquellos años, las relaciones con los griegos se fueron haciendo cada vez más
tensas, provocadas, primero por el enfrentamiento entre Capua (etruscos, umbros,
daunios) y Cumas (Dionisio de Halicarnaso, VII, 3), defendida ésta por Aristodemo
en el 525 a.C., y que pudo alejar al año siguiente ei peligro, y segundo por la pujan
za económica de sus colonias diseminadas por la parte meridional de Italia (Magna
Grecia) y por Sicilia.
Sin embargo, tales colonias —que continuaban aportando productos y civiliza
ción— no constituyeron al principio del período un problema para los etruscos, da-
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