Page 49 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 49

La presencia de signos de riqueza y de poder (carros, escudos, vajilla funeraria) en
         tumbas  laciales  del siglo  v iii  a.C.  habla de la ideología orientalizante  que  también
         Roma asumiría. Asimismo, inscripciones etruscas —se han localizado muy pocas—,
         junto a latinas y griegas, halladas en la capital del Lacio, demuestran la influencia que
         Etruria ejerció sobre ella o, si se quiere, constatan la presencia de gente etruscófona
         en su ámbito urbano, y cuya máxima realidad sería la serie de monarcas etruscos ins­
         talados en Roma, gracias a los cuales la ciudad iría a conocer un gran desarrollo.
            En cualquier caso, la historia de la Roma arcaica y la de las principales ciudades
         etruscas (Tarquinia,  Caere, Vulci, Clusium) hubo de desarrollarse de modo paralelo
         con influencias recíprocas, durante los siglos vil y vi a.C., años en los cuales los cen­
         tros urbanos etruscos vivían su momento económico más floreciente, uno de cuyos
         índices de prosperidad podría verse reflejado en la cantidad y calidad de vasos áticos
         de figuras negras importados 0. Beazley).


         Aportaciones etruscas a Roma

            Los datos arqueológicos y las fuentes escritas coinciden en señalar que la presen­
         cia etrusca en Roma fue beneficiosa. No sólo hubo aportaciones en el campo urba­
         nístico —Plutarco en su biografía de Rómulo (Rom.,  11) señaló que se habían hecho
         venir de Etruria hombres para enseñarle a fundarla de acuerdo con ritos y fórmulas
         etruscas—, sino también en el religioso (construcción de templos, calendario, intro­
         ducción de los idus, divinidades), económico (práctica de un sistema premonetal por
         parte  de Servio Tulio), social (creación de los ludi Romani y de los ludi Taurei, asun­
         ción de los símbolos del poder, equipamiento militar, construcción del Circo Máxi­
         mo) e intelectual (introducción de la escritura).
            Acerca  de  la  epigrafía  etrusca hallada en Roma  es poco  lo  que  se puede  decir,
         pues los ejemplares han sido escasos, reduciéndose los más significativos a tan sólo
         tres breves textos. Uno consiste en un fragmento vascular de impasto,  de finales del
         siglo vil a.C. o primeros decenios del vi, encontrado en los niveles inferiores del área
         sagrada  de  Sant’Omobono  (Foro  Boario),  en  el  que  tan  sólo  se  puede  leer [,..]uq-
         nus[...], texto que tal vez formaría parte del nombre de un etrusco. El segundo se ha­
         lla en una pátera de bucchero,  que se localizó en la ladera del Capitolio, y que lleva
         inscrita la frase ni araziia laraniia (TLE, 24), que podemos traducir como «Yo [soy] de
         Araz Larani». Y un tercer texto, mucho más importante, hallado en  1978 y fechable
         hacia el 580 a.C., presente sobre una tessera hospitalis de marfil, en forma de leoncito,
         localizada también en el área del templo arcaico de Sant’Omobono, y que dice en su
         cara lisa araz silqetenas spurianas,  esto  es,  «Araz  Silqetenas,  [huésped]  de  Spuriana»,
         objeto que fue, sin duda, propiedad de un personaje etrusco que comerciaría con al­
         gún descendiente de la poderosa familia tarquiniense de los Spurinna.
            Junto a estas inscripciones etruscas, estudiadas detalladamente por M. Pallottino
         y comentadas por C.  De Simone, habría que añadir otros  dos textos, aunque muy
         poco significativos. Uno, presente en un vaso de bucchero, con la leyenda mi ani thx,
         y otro, «graffitado» sobre un vaso de impasto, con el escueto texto de ana.
            Como contrapartida se conocen también documentos que prueban la presencia de
         latinos en ámbitos etruscos y que no vamos a incluirlos por considerarlos tangenciales
         al tema que tratamos. A finales del siglo vil a.C., por otra parte, un tal  Tite Latine fue
         enterrado en una de las necrópolis de Veyes. Contemporáneo suyo fue un Phapena (for-


                                                                              55
   44   45   46   47   48   49   50   51   52   53   54