Page 106 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Roma. También Plutarco se refiere al bajo nivel social de los compa
ñeros de Rómulo, incluso antes de la institución del Asylum, razón
por la cual los habitantes de Alba no quisieron mezclarse con ellos
(Rom., 9.2). El robo de ganado entre sociedades pre-urbanas, basadas
en una economía con fuerte presencia pastoril, no era una actividad
extraña, ni tampoco infamante, para el que la practicaba, hasta el pun
to que se introdujo entre las «materias» para la educación de los jóve
nes. Así lo hemos visto en el caso de los lucanos y probablemente
también estaba en vigor en el mundo homérico, a juzgar por lo que
cuenta Néstor sobre su juventud (II., 11.670 y ss.). Un ejemplo muy
significativo es el que César (Bell. Gall., 6.23) relata sobre los germa
nos: «Latrocinia nullam habent infamiam, quae extra fines cuiusque
civitatis fiunt, atque ea iuventutis exercendae ac desidiae minuendae
causa fieri praedicant»11. Bajo este mismo prisma ha de entenderse
pues la actividad de Rómulo como ladrón de ganado, que con tanto
miramiento intenta ocultar la tradición canónica. Se trata sin duda de
un elemento muy antiguo en la tradición, reflejo de una sociedad ar
caica e histórica, de un mundo previo al nacimiento de la ciudad en
el Lacio, en el que lógicamente los latinos situaban el universo en el
que se movían sus héroes. Inmediatamente veremos que Rómulo
tampoco representa aquí un caso único.
En la concepción tradicional de la prehistoria mítica del Lacio, los
autores antiguos parecen estar divididos en dos tendencias, aunque en
el fondo no totalmente irreconciliables entre sí. Una de ellas, que en
cuentra en Dionisio de Halicarnaso a su principal exponente, presen
ta una evolución marcada por la sucesión de cuatro pueblos de origen
griego que se instalan en el Lacio configurando su definición étnica
11 Entre los lusitanos de la península Ibérica también se conocen estas prácticas,
pero a tenor de los datos transmitidos, sus causas debían ser más de naturaleza social,
consecuencia de una desequilibrada distribución de la riqueza, como acertadamente se
ñalan J. Caro Έ>ζιομ (Los pueblos de España, Madrid, 1975,183 y s.)yj. M.aBlázquez (La
romanización, Madrid, 1974,1. 211 y ss.). En efecto, es muy significativo que en el tex
to de Diodoro que se refiere a este hecho (5.34.6), el autor insiste en que los jóvenes que
se dedicaban al bandolerismo eran aquellos más faltos de recursos económicos, lo que
contrasta con el comentario de César relativo a los germanos, en el que expresamente
se dice que todos los jóvenes debían seguir tales prácticas, ya que los que se negaban «in
desertorum ac proditorum numero ducuntur, omniumque his rerum postea fides dero
gatur».
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