Page 107 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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(aborígenes, pelasgos, arcadlos y troyanos), de acuerdo con el propó
sito último de este historiador de presentar a Roma como ciudad he
lénica desde sus más remotos orígenes. La segunda, que podemos de
nominar visión sintética, presenta un panorama mucho más simple,
pues la nación latina habría surgido de la fusión de dos pueblos, los
aborígenes y los troyanos: tal se puede encontrar en Livio (1.2.4), en
Salustio (Cat., 6.1) e incluso en Catón (en Serv., Aen., 1.6 = HRR ir. 5).
Esta tendencia se basa en la concepción de los aborígenes como el
pueblo más antiguo de Italia y del Lacio (cfr. Fest,, 17L), no proce
dente de ningún sitio, cuya etimología (de ab originé) corresponde en
latín a la teoría griega de la autoctonía12. La mención más antigua de
los aborígenes aparece en un fragmento de Callias de Siracusa, a quien
ya conocemos, y en él parece exponerse la visión sintética, con Latino
como rey de este pueblo y con los troyanos como portadores de la
componente helénica presente en la etnogénesis de los latinos.
Latino fue, de acuerdo con esta tradición, el último rey de los abo
rígenes; pero antes de él reinaron otros, según una sucesión más o
menos canónica que define lo que se conoce como los reyes míticos
del Lacio: Jano, Saturno, Pico, Fauno y el propio Latino. A excepción
de este último, los cuatro primeros son personajes civilizadores y fun
dadores, pues crean reinos, instituyen cultos, promulgan leyes, en de
finitiva instauran la civilización sobre una población semisalvaje. Jano
y Saturno ofrecen algunos rasgos comunes, como ha resaltado A. Bre-
lich: ambos presentan una doble personalidad de dios y de rey; su ver
tiente humana se localiza en el solar de la futura Roma, donde ambos
llegan por mar, exiliados, y fundan sendas comunidades, uno en el Ja
niculo y el otro en el Capitolio, llamado por él mons Saturnius·, por úl
timo, ambos eran tenidos como introductores de la agricultura. Pero
al mismo tiempo tienen también aspectos negativos, singularmente
en su faceta divina, no tanto Jano, limitado a su teratomorfismo bi-
frontal, sino sobre todo Saturno. La fiesta consagrada a este dios, las
Saturnalia, significa una suspensión temporal de los elementos que de
finen a la civilización, en la que todos los excesos están permitidos, de
forma que Saturno participa activamente en la ruina del orden esta
blecido. Sin embargo, este mismo dios es representante de la edad de
oro, como lo fue Cronos en la mitología griega, dando muestra
12 Según Dionisio (1.11.1; 13.2), Catón concedía a los aborígenes un origen griego,
sorprendente opinión que choca con otros testimonios de este historiador latino: sobre
esta cuestión he tratado en «Catón y la tesis griega sobre los aborígenes», entregado para
su publicación en el homenaje al profesor Angel Montenegro, Valladolid.
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