Page 109 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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portante en todas estas ciudades y cuya titular se asimilaba con mucha
frecuencia a la Hera de Argos. El paralelismo entre Pico y Pilumno no
se agota en este papel fundacional, sino que sus respectivas descen
dencias parecen haber sido modeladas una según la otra: Pico-Fauno-
Latino, Pilumno-Dauno-Tumo. Si Dauno fue nombrado a partir de
Fauno, pues nada tiene que ver con el epónimo de los daunios, Turno
a su vez se convirtió en el oponente tradicional de Latino y en cierto
modo también en su sustituto, como veremos inmediatamente.
Volviendo ahora a la lista canónica de los reyes míticos del Lacio,
Fauno es una figura en parte más compleja, pero también muy simi
lar a Pico, de quien era considerado hijo y sucesor en el trono de Lau
rentum. Fauno tiene ya una vertiente divina y cultual mejor definida:
se le identificó con el griego Pan y con Silvano (este último se encon
traba asimismo muy próximo a Saturno) y a él estaba consagrado el
antiquísimo ritual romano de las Lupercalia, tan vinculado como veía
mos a Rómulo. Fauno es una divinidad agraria y protectora de los ga
nados, según se observa perfectamente en el poema que le dedicó Ho
racio (Carm., 3.18), y al igual que su padre también poseía dotes adi
vinatorias: se le tenía por representación de las voces invisibles que se
oyen en el bosque, y que se creían con valor ominal, y tutelaba en Al
bunea un oráculo en el que las profecías se manifestaban mediante el
sueño; de ahí el nombre de Incubus con el que también se le conocía.
Pero Fauno era principalmente un personaje del bosque —silvicola
deus Faunus, le llama Virgilio (Aen., 10.551)—, representante de una
cultura preurbana y salvaje, en ocasiones tramposo y violento, dotado
de un insaciable apetito sexual que constituía una verdadera amenaza
para las mujeres, lo que favoreció su identificación con Pan. Pero este
carácter agreste de Fauno no impide por otra parte su catalogación en
tre los héroes civilizadores, como lo indica su condición de rey de
Laurentum y fundador de algunos cultos, y sobre todo el haber sido
uno de los primeros legisladores del Lacio (Gell., Noct. At., 16.10.6;
Lact., Inst., 1.22.9).
Como puede observarse, estos reyes míticos del Lacio son perso
najes muy ambiguos, en los que los aspectos positivos y negativos se
mezclan en una permanente contradicción. Pero todo ello no repre
senta, como acertadamente llegó a ver A. Brelich, sino el tema mito
lógico del héroe civilizador, el cual desenvuelve su actividad en un
plano anterior al establecimiento del orden. Es en definitiva el mismo
universo en el que se sitúa la existencia de Rómulo.
Diferente es el caso de Latino, hijo de Fauno y de la ninfa Marica
y último monarca de la lista. Su nombre indica que se trata de un hé
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