Page 118 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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diversos testimonios en favor de un origen campano de la leyenda de
Caco, pero la verdad es que no son convincentes, como sucede con el
texto de Festo (328L) en el que éste invoca como fuente una Historia
Cumana y donde se lee «caeximparum viri», demasiado corrupto para
poder identificar el nombre de Caco («Caci improbi viri», según la res
titución más aceptada). De igual forma hay que juzgar el célebre lebes
Barone, obra etrusco-campana de finales del siglo vi a.C., en uno de cu
yos registros se representa a Hércules con el ganado y un personaje a
quien el héroe castigó colgándole de un árbol; éste ha sido interpreta
do como Caco, pero tal castigo es del todo desconocido en la leyenda
romana, por lo que más probablemente la escena haga referencia a
una tradición local, ya que Hércules protagonizó también aventuras
en Campania a su retomo a Grecia con los bueyes de Gerión (cfr.
Diod., 4.21.5-7; Str., 5.4.6). Otro aspecto interesante del texto de Soli-
no lo constituyen las referencias augurales, personificadas en Megales,
el compañero de Caco, que introdujo estas técnicas entre los sabinos.
En síntesis, de nuevo intuimos la presencia de un Caco adivino y cuya
esfera de acción parece situarse en el Lacio tiberino, en concordancia
pues con lo que nos enseñan los documentos etruscos anteriores.
A partir de la segunda mitad del siglo π a.C. las opiniones sobre
Caco cambian en un sentido decididamente negativo, de forma que
es privado de su originaria condición de príncipe o jefe de un grupo o
banda y su carácter se transforma interpretado a través del griego ka-
kós. La primera manifestación al respecto se encuentra en el analista
Casio Hémina, según se deduce de un fragmento de su obra conser
vado en el Origo gentis Romanae, 6, párrafo que, sin embargo, no pro
cede en su totalidad del mencionado historiador. La coincidencia es
pacial y temporal de Caco y Evandro en el Palatino forzó a convertir
al primero no en rival del segundo, como parece deducirse del texto
anterior de Cn. Gellio, sino en su dependiente, y así Hémina presen
ta a Caco como un esclavo de Evandro, que roba el ganado a un tal
Trecarano21, huésped de su señor, y es castigado por éste, quien resti
tuye lo robado a su legítimo propietario. Esta versión no debió gozar
de mucha aceptación, aunque siglos más tarde el gramático Servio
(Aen., 8.190) la recomendase con grandes pretensiones de garantía,
pues contrapone la fantasía de los poetas, que como veremos inme
21 La relación Trecarano/Hércules constituye en sí misma un interesante problema
mitográfico, que sin embargo aquí no es más que secundario. Véase A.-M. Adam,
«Monstres et divinités tricéphales dans l’Italie primitive», MEFRA, 97,1985, 585 y ss.,
con bibliografía anterior.
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