Page 121 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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ron a cuajar desde el momento en que, por los motivos antes consi­
       derados, fue víctima de un proceso de degradación que le convirtió en
       un antihéroe, en un villano.




          Las características que mejor definen a los héroes latinos todavía
       pueden comprobarse en otros personajes de menor importancia, unos
       más  inmersos  en  el  universo  legendario,  otros  por el contrario  con
       mayores pretensiones de existencia histórica. Entre los primeros se en­
       cuentra Modio Fabidio, a quien ya conocemos, el legendario funda­
       dor de Cures, en Sabina, cuya gesta es recogida por Dionisio (2.48),
       quien invoca como fuente a Varrón. Modio fue engendrado por Mar­
       te, aunque en su versión como Quirino; dotado de aptitudes innatas
       para la guerra, se rodeó de una banda reclutada en las proximidades de
       Reate, su lugar de nacimiento, y con ella fundó la ciudad de Cures. El
       relato que nos transmite Dionisio es muy corto, pero a pesar de ello
       se intuye una historia similar a la de Rómulo, ambientada en un me­
       dio semisalvaje y protagonizada por elementos marginales. Se ha su­
      puesto que la leyenda de Modio Fabidio se modeló a partir de la de
       Rómulo,  pero  más  bien  parecen  ser por  completo  independientes,
       aunque partícipes de unos mismos presupuestos míticos. También se
       ha creído ver en Modio otras connotaciones heroicas, en concreto un
       origen similar al de Caeculo y al de Servio, que veremos inmediata­
      mente. Tal interpretación se basa en el nombre de este personaje, que
      sería una variante del de Mutinus Titinus, divinidad fálica identificada
       con Príapo, por lo  que la maravillosa concepción de nuestro héroe
       quedaría reflejada en su propio nombre24. Sin embargo, es necesario
      reconocer que todo esto es muy hipotético.
          Estos  elementos  definitorios  del  héroe  latino  eran ya perfecta­
      mente conocidos de la historiografía bajorrepublicana, que los apli­
      có en varias ocasiones sobre personajes inventados. Tal es el caso de
      Silvio, hijo según la tradición canónica de Eneas y de Lavinia, quien,
      perseguido  por  Ascanio,  se  crió  en  el  bosque  —de  donde  tomó
      nombre—, entre pastores, hasta que finalmente pudo sentarse en el
      trono  de Alba.  Silvio  es  una figura totalmente ficticia,  ideada pro­
      bablemente en el siglo π como fundador de la dinastía albana, según
      veíamos con anterioridad, y cuya leyenda se modeló a partir de la de

         24   F. Altheim,  Griechische Gotterim alten Rom, Giessen,  1930, 63; E. Marbach, «Mo­
      dius Fabidius», RE, XV.2,1932,2329.

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