Page 199 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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fecto del pretorio Bunus, caballero, simbolizaba perfectamente la con­
       cordia ordinum, que había sido una de las bases de la política augustea.
           El quinquenium Neronis, los primeros cinco años de su reinado, de
       los que se decía que Trajano había resaltado como una época áurea
       de buen gobierno (Aurelio Victor, Epitome 5). Nerón, aconsejado por
       Séneca,  dijo  al senado  todo  cuanto  éste  quería oír. Aparentemente,
       Burro y Séneca ejercían un efectivo poder.
           Encontramos la proclamación de una edad de oro en los poemas
       de los aduladores de Nerón y de los cortesanos. Calpurnio Siculo en­
       salza esta época, la pacífica entronización del príncipe, su ejercicio de
       la clemencia en las cuestiones jurídicas, el retomo a la soberanía de la
       ley y la libertad del senado y de los cónsules. Estos elogios contempo­
       ráneos son demasiado genéricos para revelar las características de los
       primeros años del principado de Nerón, y los dos sucesivos sostene­
       dores del Quinquenium Neronis aducen sólo grandes resultados en po­
       lítica exterior y en la construcción de edificios públicos, la mayor par­
       te de los cuales pertenecen a un periodo más tardío del principado.
       Para empeorar las cosas, nuestras tres mayores autoridades en la mate­
       ria (Dión, Tácito y Suetonio) no concuerdan en los detalles cuanto so­
       bre la idea general. Presentan modos de ver divergentes sobre las cau­
       sas, sobre los caracteres y sobre la duración del periodo inicial de buen
       gobierno.
          El principado como sistema de gobierno era eficiente y seguro si
       gozaba del consenso y la colaboración del ordo senatorial.
          Nerón deja el consulado a los senadores —praxis moderada.  En
       catorce años detenta cuatro consulados ordinarios, siendo el último
       en el 68 un gesto imprevisto debido al pánico en la primavera prece­
       dente a la insurrección de Vindex. Incluso cuando un cónsul muere el
       último día del año, Nerón mostró su sensibilidad por los sentimientos
       del senado rechazando explícitamente repetir la acción de Julio César
       que había nombrado cónsul a un hombre por un día (Suet., Nerón 15,
       2) (Griffin).
          Pero a partir del año 62 los errores y los crímenes de Nerón susci­
       taron una división en los círculos senatoriales, uno alrededor de per­
       sonalidades próximas a la familia imperial y otro alrededor de estoicos
       y escritores que, sin tener realmente un espíritu republicano, conside­
       raban a Nerón como un tirano funesto.
          Tras la llamada conspiración de Pisón, su jefe nominal, en el año
       65, denunciada y salvajemente reprimida, murió la elite política e in­
       telectual de Roma, Séneca, Lucano, Petronio, los estoicos Trasea y Ba­
       rea Soranus, y otros más en los años siguientes. El miedo, un miedo

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