Page 294 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Pero, salido de la escena,  aporta hechos contrarios a sus palabras de
       duda cuando dice que Tiberio pidió un imperio proconsular para Ger­
       mánico y que le envió legados para consolarle de la tristeza produci­
       da por la muerte de Augusto (Ann., 1,14, 3-4) y que, a su vez, Germá­
       nico prestó al punto juramento de fidelidad a Tiberio y que hablaba
       «con palabras de veneración a Augusto para pasar a alabar las victorias
       y los triunfos de Tiberio» (Ann., I, 34).
          No sólo no hay pugna entre Tiberio y Germánico a la sucesión de
       Augusto,  sino  que  éste  sirve  de  modelo  político  para  ambos.  A la
       constatación de que el modelo religioso de Tiberio es el panteón de
       Augusto, en ocasiones con una aplicación más rigurosa de la misma
       política28, se ha sumado el reciente documento representado por la ta­
       bula de Larinum. Una breve referencia de Suetonio (Tiber., XXXV) atri­
       buía a Tiberio su preocupación por la defensa de la moralidad y la dig­
       nidad de los hombres y mujeres de los órdenes29. De la reconstrucción
       del texto de Larinum realizada por Lebek30, se comprueba que Sueto­
       nio había tomado buena nota del contenido del decreto que se refle­
       ja en el Senado Consulto de Larinum: se prohíbe que los hijos de se­
       nadores y de familias ecuestres se alquilen para trabajar en representa­
       ciones teatrales o en actividades circenses. Como Lebek ha resaltado,
       las motivaciones  que tenían estos jóvenes eran análogas  a las de las
       mujeres de buenas familias que ejercían la prostitución: padres avaros
       o empobrecidos no querían o no podían costear los gastos en vestidos
       y en fiestas que se habían terminado de imponer como una manifes­
       tación del rango social31. De ahí que las medidas contra el lujo respon­
       dan a las mismas finalidades de sanear moralmente a la sociedad ro­
       mana,  en  la misma línea fijada por Augusto  (Suet.,  Tiber., XXXIV).
       Germánico, a través de todas sus manifestaciones familiares, incluso
       con el abundante número de hijos, pretende ser igualmente otro testi­
       monio del continuismo del modelo de familia propiciado por Augus-


          28   Sobre el contraste entre la política religiosa de Tiberio y de Augusto ya se han he­
       cho observaciones: cfr. J. Beaujeu, 1955, 43; J. Bayet,  1969, 190 y ss.; Tácito (Ann., II,
       85,4) recuerda la prohibición y persecución de los cultos egipcios y judaicos.
          19   Suet., Tiber., XXXV: «[...] Feminae famosae, ut ad evitandas legum poenas iure ac
       dignitate matronali exolverentur, lenocinium profiteri coeperant, et ex iuventute utrius-
       que ordinis profligatissimus quisque, quominus in opera scaenae harenaeque edenda se­
       natus consulto teneretur, famosi iudicii notam sponte subibant; eos easque omnes, ne
       quod refugium in tali fraude cuiquam, exilio adfecit.» Y la misma idea se repite de Tá­
       cito {Ann., II, 85,1-3).
          30  W. D. Lebek, 1990, 37yss.
          31  Ibtd., 1990,42 y ss.

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