Page 87 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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na, prosiguiendo la comenzada por Filipo de Macedonia, alteró sus
tancialmente el equilibrio político existente hasta entonces, teniendo
como resultado destacado que las ciudades estado dejaron de ser inde
pendientes para estar sujetas a un control externo. Ello significaba
defacto la desintegración de este modelo político que había regido ma-
yoritariamente los destinos de los griegos durante varios siglos. Esta
pérdida de la libertad política tuvo a su vez repercusiones en la posi
ción personal de sus ciudadanos, pues al no ser posible una auténtica
eleutheria política, lo que sí estaba al alcance de los hombres era al menos
su propia libertad interior, el ser dueños de sí mismos. Y es justamente
este rasgo la característica común de cuantas líneas de pensamiento o es
cuelas filosóficas se desarrollaron durante la época helenística.
Este proceso de desintegración, no obstante, había comenzado en
el plano ideológico antes de la ofensiva del rey macedonio. El propio
Platón expresa su desilusión respecto a las formas de gobierno existen
tes entonces49 y ello le condujo a idear una nueva y completa planifi
cación de la sociedad que quedaría plasmada en su República. Indepen
dientemente de los comentarios que se puedan hacer a dicha obra, y
que no vienen al caso ahora, es claro que constituía y significaba un
rechazo ideológico y teórico al modelo polis. Pero además de esta for
ma de oposición, se dieron otras, siendo una de las más llamativas la
efectuada por los cínicos y los afectos a ellos.
Es aquí, en este marco de confrontación entre los ideales o supues
tos teóricos y la realidad política, donde podemos situar al personaje
que aportó un contrapunto ideológico a las realizaciones del rey ma
cedonio, puesto en práctica con su propia vida. Me refiero a Diógenes
de Sínope, un símbolo de la contracultura, la personalidad que se con
trapone a la figura del rey Alejandro en cuanto fundador del cinis
mo, teoría filosófica caracterizada por la predicación y práctica del as
cetismo, esto es, de una forma de vida simple, apartada del lujo y de
cualquier riqueza personal50, exenta de‘ convencionalismos sociales,
donde sólo tenía cabida la physis, es decir, que todos los actos natura
les debían aceptarse como propios del hombre, pudiendo, por tanto,
ser realizados en público, rechazándose por consiguiente el nomos.
49 Plat, Ep. 7, 324 B- 326 B.
50 Tales tendencias tampoco constituían una novedad absoluta en el mundo grie
go. Sócrates es quizá el ejemplo más representativo del surgimiento de opiniones en
contra del modelo, digámoslo así, oficial, pero la sociedad todavía no estaba madura
para recibir tal tipo de críticas y lo condenó a muerte. Ni que decir tiene que muchas
de las ideas divulgadas durante el helenismo encuentran sus antecedentes en la etapa an
terior.
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