Page 83 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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ce político32, al estar unida a la cuestión de la divinización de Alejan­
       dro. Este gesto oriental de arrodillarse en presencia del rey resultaba
       intolerable para los macedonios y de hecho constituyó uno de los mo­
       tivos  que sembraron la inquietud y el malestar entre éstos, especial­
       mente los Compañeros, reactivando la facción tradicionalista que Ale­
       jandro había tratado de acallar mediante las condenas de Parmenión
       y Filotas33.
          En realidad, todo el problema estriba en la distinta valoración de
       la proskínesis por parte de persas y griegos. Para los primeros, se trata­
       ba de una costumbre inveterada que se encuentra en todos los niveles
       de la sociedad persa como signo de jerarquía, de suerte que todo infe­
       rior lo cumplimentaba ante el superior34. Los griegos lo consideraban,
       sin embargo, un acto cultual que sólo los dioses eran susceptibles de
       recibir35, y excluido por tanto para los hombres36. Por otra parte, tal
       posición de arrodillarse ante un hombre era considerada contraria a la
       dignidad humana en tanto que implicaba total sumisión y contrade­
       cía el concepto de eleutheria?. Teniendo en cuenta tales creencias, no
       es extraño que su introducción despertara oposición, como nos ense­
       ña el episodio protagonizado por Calístenes de Olinto. Este, tras ha­
       cer una clara distinción entre los honores humanos y los divinos —no
       separando, sin embargo, el aspecto protocolario de la proskínesis de
       sus  implicaciones  religiosas  y políticas—,  se  opuso  públicamente  a


         32  Lógicamente la polvareda suscitada sólo se comprende a partir de las creencias
       griegas que consideraban a los griegos —y todo lo griego en general— superiores a los
       bárbaros. Cfr. lo dicho a propósito de Aristóteles. Para una visión de las tendencias exis­
       tentes en la investigación contemporánea, cfr. J. Seiber, A kx. d.  Gros., 202-204.
         33  En  este  mismo  contexto  se  inserta  también  el  episodio  de  Clito,  uno  de  los
       miembros del círculo real, que en el transcurso de un banquete, con la lengua desatada
       por los efectos del vino, hizo al rey una serie de reproches, entre ellos la posición ven­
       tajosa otorgada a los persas vencidos y la orientalizadón, en definitiva, de la monarquía.
       La discusión acabó con la muerte de Clito al cual el propio Alejandro atravesó con un
       dardo. Plut., A kx., 50,  1 y ss. Arr., IV, 8,  1-8; CX Cure. VIII,  1, 28-52. Una discusión
       sobre las versiones ofrecidas por las fuentes se encuentra en J.  Seibert, A kx. d.  Gros.,
       141-142.
         34  Herod. 1 ,134.
         35  Lo dicho no implica necesariamente que los griegos interpretaran la proskínesis
      persa como un acto de culto, ni que la propia monarquía fuera tenida como divina.
      Aparte de un testimonio de Esquilo Pers., 588-9, donde presenta dicho acto como cul­
       tual, otros testimonios apuntan en la dirección señalada. Cfr. A. B. Bosworth, Conquest
       and Empire, 284.
         36  Cfr.  los  testimonios  aportados  en este sentido por algún  autor griego;  Herod.
      VII,  136,1; Isócr., IV, 151.
         37 Jenof., Hell. IV, 1, 35.

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