Page 93 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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nónica,  tras  haber  expulsado  a  su  hermano  Numitor  del  trono  de
      Alba y dado muerte al hijo de éste, Amulio obligó a su sobrina Rhea
       Silvia/Ilia a entrar en el colegio de las vestales, lo cual le aseguraba que
      por la obligación de estas sacerdotisas a mantenerse puras, su sobrina
      no tendría descendencia que pudiera disputarle el poder. Sin embar­
      go, Marte se encargó de frustrar sus deseos, pues violó a Rhea y con­
      cibió en ella a los gemelos Rómulo y Remo.
          La paternidad de Marte era algo comúnmente reconocido, hecho
      que se veía avalado por el importante papel que en la primera fase de
      la crianza de los gemelos representaron la loba y el pico, dos animales
      pertenecientes al séquito de este dios. Así lo había fijado ya Fabio Pic­
      tor (si no antes) y convertido en vox populi, hasta el punto que los poe­
      tas hicieron también suya esta tradición adornándola con elementos
      cada vez más fantásticos (En., Ann.,  1.44 Skutsh  [= Orig. gent. Rom.,
      20.3];  Ovid.,  Fast.,  3.9-10;  Iuv.,  11.100-107;  Stat,  Silv.,  1.2.242-243;
      Perv. Ven., 71), describiendo escenas que asimismo fueron recogidas en
      la iconografía bajorrepublicana. Pero tal aceptación no impedía natural­
      mente que se levantasen ciertas dudas al respecto, como puede obser­
      varse por ejemplo  en Livio (1.4.2), Dionisio de Halicarnaso (1.77.2-3),
      Estrabón (5.3.2 =  C.229), Justino  (34.2) y Agustín (Civ. Dei,  18.21).
      Desde luego no hay duda que en el siglo i a.C. la versión canónica es­
      taba en entredicho (cfr. Dion., 2.2.3), y aunque la autoridad de Cice­
      rón condescendientemente le otorgaba crédito (Rep., 2.2.4: «qui patre
      Marte natus — concedamus  enim famae hominum...»), lo  cierto  es
      que junto a ella circulaban algunas variantes cuya síntesis puede verse
      en Dionisio (1.77.1). Según unos, Rhea fue violada por su tío Amulio,
      quien habría actuado así más por odio que por placer; esta versión ya
      era conocida por Licinio Macro, analista de época silana (en Orig. gent.
      Rom., 19.5), y no dejaba de ser un intento por racionalizar la tradición
      oficial, desde el momento en que, presentándose armado con toda la
      panoplia, Amulio impresionó de tal modo a su sobrina como si ver­
      daderamente fuese el dios de la guerra. Menos dados a fiorituras, otros
      hablan simplemente de un pretendiente anónimo, o también, en una
      tendencia más piadosa hacia el fundador, del numen del bosque don­
      de ocurrió el hecho. Pero la cosa no acaba aquí, pues no falta quien,
      sintiéndose incapaz de seguir cualquiera de las versiones disponibles,
      ninguna de ellas plenamente satisfactoria, silencia de forma significa­
      tiva el nombre del padre, como hicieron Plutarco (Rom., 3.4) y proba­
      blemente también Dion Casio (en Tzetzes, in Lyc. Alex., 1232), o bien
      reconoce su total impotencia para decidirse sobre la cuestión, como
      plantea Apiano (Reg, fr. 1.2) en una actitud que recuerda la misma sen­


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