Page 35 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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aunque se haya mantenido neutral, seguirá ocupándose de
las fronteras externas del mundo y conteniéndolo en su
circuito líquido.
Zeus mantiene e incluso amplía los privilegios de Hé-
cate, divinidad femenina que tampoco ha intervenido en
la disputa. No obstante, en el reparto de los poderes esta
blecidos por Zeus, Hécate ocupa un lugar aparte. Esta di-
vinidad no es específicamente celestial ni terrestre, sino
que representa, en un mundo divino masculino organiza-
do de modo muy estricto, un elemento lúdico, pues es ca
prichosa e informal. Puede favorecer a alguien o, por el
contrario, perjudicarlo sin que se sepa muy bien por qué.
Hécate concede a su antojo la dicha o la desdicha. Puede
hacer prosperar o no a los peces en el agua, los pájaros en
el cielo o los rebaños en la tierra. Personifica un elemento
aleatorio en el mundo divino, introduce en él una pizca
de imprevisibilidad. Zeus y Gea dominan el tiempo, sa
ben de antemano cómo va a desenvolverse; Hécate engra
sa un poco los engranajes, permite que el mundo funcione
de manera más libre, con un margen de imprevisión. Sus
privilegios son inmensos.
Cabría pensar que ahora todo está resuelto, pero, na
turalmente, no es así. La nueva generación de dioses está
situada. A su cabeza aparece Zeus, rey de los dioses, que
no se ha limitado a sustituir a Cronos, sino que es su con
trario. Cronos era la negación de la justicia, no considera
da a sus aliados, mientras que Zeus sustenta su dominio
sobre cierta justicia, con una pretensión de equilibrio a la
hora de favorecer a las demás divinidades. Rechaza lo que
la soberanía de Cronos tenía de unilateral, personal y cica
tero. Zeus instituye una forma de soberanía más mesurada
y equilibrada.
Pasa el tiempo. Zeus tiene hijos, los cuales crecen rá
pidamente y se hacen muy fuertes y poderosos. Ahora
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