Page 100 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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beneficiis,  cognitis  suis  postulatis,  fore  uti  pertinacia
        desisteret.  Dies  conloquio  dictus  est  ex  eo die quintus.
        (4)  Interim  saepe  ultro  citroque  cum  legati*  inter  eos
        mitterentur.  Ariovistus  postulavit  ne  quem  peditem  ad
        conloquium Caesar adduceret:  vereri se ne per insidias
        ab  eo circumveniretur;  uterque cum equitatu* veniret;
        alia  ratione  sese  non  esse  venturum.  (5)  Caesar,  quod
        neque  conloquium  interposita  causa  tolli  volebat  ne­
        que  salutem  suam  Gallorum  equitatui  committere  au­
        debat, commodissimum esse statuit, omnibus equis Gal­
        lis  equitibus  detractis,  eo  legionarios  milites  legionis*
        decimae,  cui  quam  maxime  confidebat,  imponere,  ut
        praesidium quam amicissimum, si quid opus facto esset,
        haberet. (6) Quod  cum fieret, non inridicule  quidam ex
        militibus  decimae  legionis  dixit  plus  quam  pollicitus
        esset  Caesarem  facere:  pollicitum se in cohortis*  prae­
        toriae  loco  decimam  legionem  habiturum,  ad  equum
        rescribere.

           XLIII.  (1)  Planities  erat  magna  et  in  ea  tumulus
        terrenus  satis  grandis.  Hic  locus  aequo  fere  spatio  ab



        desistiría de  su terquedad. Se fijó como fecha de la entrevista el día quinto
        a  partir  de  aquél.  (4)  Mientras  tanto,  enviándose  con  frecuencia  emisarios
        de  una  y  otra  parte,  Ariovisto  pidió  que  César  no  llevase  consigo  a  la
        entrevista  ningún  soldado  de  a  pie, pues  temía  que  le  tendiese  alguna  em­
        boscada,  sino  que  uno  y  otro  fuesen  acompañados  de  jinetes;  de  otro
        modo,  él  no  acudiría.  (5)  César,  que no  quería  que  la  entrevista  se  malo­
         grase  por  cualquier  pretexto  y,  por  otra  parte,  tampoco  se  atrevía  a  con­
         fiar  su  vida  a  la  caballería  gala,  juzgó  lo  más  seguro  quitar  todos  los
         caballos  a los  jinetes  galos y montar en ellos  soldados  de la legión  décima,
         en  la  cual  tenía  puesta  su mayor  confianza,  para  tener,  en  caso  necesario,
         una  guardia  de  toda  garantía.  (6)  Mientras  esto  se  llevaba  a  cabo,  dijo,
         no  sin  gracia,  uno  de  los  soldados  de  la  legión  décima  que  César  hacía
         más  de  lo  que  había  prometido:  había  prometido  que  los  soldados  de  la
         legión  décima  le  servirían  de  guardia  pretoria,  y  ahora  los  hacía  caba­
         lleros.
           XLIII.  (1)  Entre  el  campamento  de  Ariovisto  y  el  de  César  había  una
         gran  llanura  y  en  ella,  casi  a  igual  distancia  de  uno  y  otro,  un  túmulo
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