Page 214 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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mum  Brutum  adulescentem  classi  Gallicisque  navibus,
        quas  ex  Pictonibus  et  Santonis  reliquisque  pacatis  re­
        gionibus  convenire  iusserat,  praeficit  et,  cum  primum
        possit,  in  Venetos  proficisci iubet.  Ipse  eo  pedestribus
        copiis contendit.

           XII.     (1)  Erant  eius  modi  fere  situs  oppidorum*,
        ut,  posita  in  extremis  lingulis  promunturiisque,  neque
        pedibus  aditum  haberent  cum  ex  alto  se  aestus  incita­
        visset, quod accidit  semper horarum  X II  spatio, neque
        navibus*,  quod  rursus,  minuente  aestu,  naves  in  vadis
        adflictarentur.  (2)  Ita  utraque  re  oppidorum  oppugna­
        tio impediebatur;  (3) ac, si quando, magnitudine operis
        forte  superati,  extruso  mari  aggere*  ac  molibus  atque
        his oppidi moenibus adaequatis, suis fortunis desperare
        coeperant,  magno  numero  navium  adpulso  cuius  rei
        summam  facultatem  habebant,  sua  deportabant  omnia
        seque  in proxima oppida recipiebant;  (4)  ibi  se  rursus
        isdem  opportunitatibus  loci  defendebant.  (5)  Haec  eo
         facilius  magnam  partem  aestatis  faciebant,  quod  nos­
         trae  naves  tempestatibus  detinebantur  summaque  erat


        escuadra  y  de  las  naves  galas,  que  había  mandado  aportar  a  los  pictones
         y  santonos  y  a  las  demás  regiones  pacificadas,  y  le  ordena  marchar  contra
        los  vénetos  tan  pronto  como  pueda.  Él  mismo  se  dirige  contra  ellos  con
         la  infantería.
          XII.   (1)  La  situación  de  las  ciudades  era  generalmente  tal  que,  estan­
         do  edificadas  en  el  extremo  de  estrechas  lenguas  y  promontorios,  ni  te­
         nían  acceso  por  tierra  cuando  subía  la  marea,  lo  cual  sucede  allí  siempre
         cada  doce  horas,  ni  tampoco  para  las  naves,  porque,  al  bajar  de  nuevo
         la  marea,  encallaban  en  los  bajíos.  (2) Así,  por  uno  y  otro  motivo  se  ha­
         cía  difícil  el  asalto  de  las  ciudades;  (3)  y,  si  en  algún  caso,  vencidos  por
         la  magnitud  de  las  obras,  atajado  el  mar  con  terraplenes  y  diques  y  ele­
         vados  éstos  hasta  el  nivel  de  los  muros  de  la  ciudad,  comenzaban  a
         perder  la  esperanza  de  poder  defenderse,  echando  mano  de  gran  número
         de  naves,  de  las  cuales  tenían  grandísima  cantidad,  transportaban  todas
         sus  cosas  y  se  refugiaban  en  las  ciudades  próximas;  (4)  allí  se  defendían
         nuevamente,  aprovechando  las  mismas  ventajas  del  lugar.  (5)  Esto  lo  ha­
         cían  con  más  facilidad  durante  gran  parte  del  verano,  porque  nuestras
         naves  se  veían  detenidas  por  el  mal  tiempo  y  era  sumamente  peligroso
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