Page 216 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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vasto atque aperto mari,  magnis aestibus,  raris  ac  pro­
       pe nullis portibus, difficultas navigandi.
          X III.    (1) Namque ipsorum naves*  ad hunc modum
       factae  armataeque  erant;  carinae  aliquanto  planiores
        quam nostrarum navium, quo facilius vada ac decessum
        aestus  excipere  possent;  (2)  prorae  admodum  erectae
        atque  item  puppes,  ad  magnitudinem  fluctuum  tem-
        pestatumque  accommodatae;  (3)  naves  totae  factae  ex
        robore,  ad  quamvis  vim et  contumeliam  perferendam;
        (4) transtra,  ex  pedalibus  in  altitudinem  trabibus,  con­
        fixa  clavis  ferreis  digiti  pollicis  crassitudine;  (5)  anco­
        rae,  pro  funibus,  ferreis  catenis  revinctae;  (6)  pelles
        pro velis, alutaeque tenuiter confectae, sive propter lini
        inopiam  atque  eius  usus  inscientiam,  sive eo,  quod  est
        magis  verisimile,  quod  tantas  tempestates  Oceani  tan-
        tosque  impetus  ventorum  sustineri  ac  tanta  onera  na­
        vium regi velis non satis commode posse arbitrabantur.
        (7) Cum  his  navibus  nostrae  classi  eius  modi  congres­
        sus erat, ut una celeritate et pulsu remorum praestaret,
        reliqua, pro loci natura, pro vi tempestatum, illis essent



        navegar por  mar  tan  vasto y  abierto,  con  grandes  mareas  y  pocos  puertos
        o  casi  ninguno.
          X III.   (1)  Por  lo  que  hace  a  sus  naves,  estaban  hechas  y  dispuestas
        de  esta  forma:  la  quilla,  algo  más  plana  que  la  de  las  nuestras,  para
        que  más  fácilmente  arrostrasen  los  bajíos  y  el  descenso  de  la  marea;
        (2)  la  proa,  muy  levantada,  y  asimismo  la  popa,  acomodadas  a  la  mag­
        nitud  de  las  olas  y  borrascas;  (3)  la  madera,  toda  de  roble,  capaz  de
        resistir  cualquier  choque  violento;  (4)  las  traviesas,  de  vigas  de  un  pie
        de  espesor,  aseguradas  por  clavos  de Hierro  del  grosor  de un  dedo  pulgar;
        (5)  las  anclas,  amarradas  con  cadenas  de  hierro  en  vez  de  cables;  (6)  en
        lugar  de  velas,  pieles  y  badanas  delgadas,  ya  por  falta  de  lino  y  por
         desconocer  su  uso  o  bien,  y  esto  es  más  verosímil,  por  juzgar  que  las
        velas  no  podrían  resistir  las  enormes  borrascas  del  Océano  y  la  furia
         de  los  vientos  ni  gobernar  cómodamente  navios  tan  pesados.  (7)  Al  en­
         contrarse  nuestra  escuadra  con  estas  naves,  sólo  las. aventajaban  en  la
         rapidez  y  en  el  manejo  de  los  remos;  todo  lo  demás  era  ventajoso  y  más
         favorable  para  ellas,  dada  la  naturaleza  del  lugar y  la  fuerza  de  los  tem-
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