Page 284 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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nere  una  nocte  equitatu  confecto,  inscios  inopinantes-
         que  Menapios *  oppresserunt;  (6)  qui,  de  Germanorum
         discessu per exploratores certiores facti, sine metu trans
         Rhenum in suos vicos  remigraverant. (7) His interfectis
         navibusque eorum occupatis,  priusquam ea  pars Mena­
         piorum *  quae citra Rhenum erat certior fieret,  flumen
         transierunt  atque,  omnibus eorum aedificiis occupatis,
         reliquam  partem  hiemis  se  eorum  copiis  aluerunt.

            V.     (1) His de rebus Caesar certior factus et infirmi­
         tatem  Gallorum  veritus,  quod  sunt  in  consiliis  capien­
         dis mobiles  et novis plerumque rebus  student,  nihil his
         committendum existimavit. (2) Est enim hoc Gallicae con­
         suetudinis,  uti  et  viatores  etiam  invitos  consistere  co­
         gant  et  quid  quisque  eorum  de  quaque  re  audierit  aut
         cognoverit quaerant, et mercatores in oppidis vulgus cir­
         cumsistat quibusque ex regionibus veniant quasque  ibi
         res  cognoverint  pronuntiare  cogat.  (3)  His  rebus  atque
         auditionibus  permoti,  de  summis  saepe  rebus  consilia



         noche con la caballería, cayeron sobre los menapios, incautos y despreveni­
         dos;  (6)  los  cuales,  cerciorados  por  sus  exploradores  de  la  marcha  de  los
         germanos,  habían  regresado  sin  recelo a  sus  aldeas del otro lado del Rhin. -
         (7)  Muertos  éstos  y  habiéndose  apoderado  de  sus  naves,  antes  de  que  los
         menapios que quedaban de este lado del Rhin tuvieran noticia de lo sucedi­
         do,  pasaron  el  río  y,  habiendo  ocupado  todos  sus  caseríos,  se  alimentaron
         el  resto  del  invierno  con  las  provisiones  que  allí  encontraron.

            V.   (1) Informado César de  estos  sucesos y  temiendo la  inconstancia de
         los  galos,  porque  son  mudables  en  sus  resoluciones  y,  por  lo  común,  ami­
         gos  de novedades, juzgó  que  no  convenía  fiarse  de ellos.  (2) Pues  los  galos
          tienen  por  costumbre  obligar  a  los  viajeros  a  detenerse  aun  contra  su vo­
          luntad, y preguntarles lo que cada uno ha oído o visto acerca de cada cosa,
          y  el  vulgo  de  las  ciudades  suele  rodear  a  los  mercaderes,  forzándolos  a
          declarar  de  qué  regiones  vienen  y  qué  es  lo  que  en  ellas  han  averiguado.
         (3)  Movidos  por  estas  informaciones  inseguras,  toman,  con  frecuencia,  de­
          terminaciones  en  los  más  graves  asuntos,  de  lo  cual  forzosamente  han  de
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