Page 214 - Debate anti-utopico
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                  prebendal. Bolivia continúa caminando por el sendero de una democra-
                  cia débil y un Estado patrimonializado. Lo que está triunfando es un
                  proyecto hegemónico, antes que las exigencias de una revolución desde
                  el Estado Plurinacional, el cual resultó ser una nueva careta para oscu-
                  recer iniquidades trascendentes.
                     La estrategia del MAS como proyecto hegemónico demuestra una
                  enorme ambición de poder en el largo plazo. Por primera vez desde 1982,
                  el sistema político se va reconformando como una estructura donde la
                  hegemonía de la izquierda indianista-indigenista está vinculada con las
                 “bases rebeldes” de legitimación (campesinos, pueblos indígenas y clases
                  urbano-populares). Luego se encuentran las “bases reformistas” de clase
                  media que todavía piensan en el viejo molde de gobernabilidad multi-
                  partidaria. Finalmente están las “bases conservadoras” que se encuentran
                  dubitativas en torno a seguir buscando un liderazgo sólido en la derecha,
                  o plegarse a la corriente hegemónica de Evo Morales.
                     Esta estrategia, paradójicamente, estimula la fragmentación étnica y
                  clasista en Bolivia, así como el progresivo desmantelamiento del Estado
                  de Derecho. Sin embargo, el proyecto hegemónico no necesariamente
                  terminará construyendo un Estado indígena. El MAS como partido
                  político, fortaleció a los grupos corporativos: cocaleros, mineros coope-
                  rativistas, grandes comerciantes, importadores, e inclusive favoreció a la
                  burguesía agroindustrial de Santa Cruz, antes que la presencia efectiva
                  de los movimientos sociales en el poder, aunque el discurso oficial pre-
                  gone lo contrario.
                     El concepto mismo de racismo manejado por el proyecto hegemónico
                  masista, estuvo girando en torno a manipulaciones de carácter institucio-
                  nal y político para deformar la comprensión de la realidad, planteándose
                  como único objetivo la necesidad de encontrar culpables y justificar cas-
                  tigos para todo tipo de enemigos. El imaginar una auténtica democracia
                  de ayllu, en contraste con la democracia occidental de raíz liberal, cae
                  en supersticiones de carácter religioso al afirmar inclusive la existencia
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