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tle espíritu. No hay salvación posible fuera del contraste. La única excepción a
estJs transgresiones proviene de los países de habla germana, cuyo gusto por el BB HH
hecho gráfico es bien conocido. Resulta muy revelador constatar que el vocabulario
artJstico alemán dispone de un término técnico. muy vigente en las escuelas de
bellas artes: se trata de la palabra Spwmung, que podría traducirse como «tensión».
AAEE
Las ilusiones ópticas
Lao., ilusiones ópticas son muy numerosas. Sin querer ofrecer un inventario
exhaustivo, en la página anterior hemos visto algunas de las más frecuentes y
más características. tanto en lo que se refiere a su forma elemental como a su
aplicación en la letra caligrafiada. Es paradójico que un aspecto tan fundamenttd RRSS
como el tle los efectos ópticos sea objeto de tan poca atención en los planes de
t•sludio de las escllelas de ane, cuanJo difícilmente podernos emprender cualguier
creación sin cnlrcntarnos de inmediato a una mullitud de ilusiones producidas por
nucsl ros ojos, ele modo que cuando no!; dispongamos a juzgar las proporciones y
la composicióo ele una obra siempre deberemos tener en cuenta que nuestra visión ZZee
puede se1 victima de este fenómeno. Para ser más exactos, deberíamos hablar más
bien ele la participación clel cerebro, pues éste es e!Ltnico órgano responsable de la
• •
iuterpretación ele tales datos. Ante una situación dudosa, dicho órgano presenta
la particularidad de corregir por exceso las imágenes en cuestión, lo cual produce
una i nterprelación ligeramf'nte errónea que origina numerosas distorsiones. 1 1
En ningt'm caso deben entenderse estas distorsiones como alucinaciones o
espeFsmos. Muy al contrario, las descripciones que aquí intentarnos ofrecer
muestran mecanismos que son activados por el cerebro para hacer coherente la Selerción de alguuas letras mal cons truidas,
información visual. En principio estas distorsiones forman parte del bagaje técnico seguidas de su corrección óptica.
Las dos curvas de la B no dcblm ser idénticas.
del calígrafo, quien debería tenerlas en cuenta en sus composiciones o, de lo
Los l raves<:uios de la /-1 y la A p11recen
contrario, t•vitarlas por considerarlas como pérfidas trampas. demasiado bajos. Las barras de la E son
desproporrionadas y están mal colocatlas.
El traw descendente de la R 110 está
Los tres estados de la escritura sufitieutemente inclinado. Los dos blancos
interiores de la S parecen iguaJcs, lo cual resulta
Hace ya tiempo que los paleógrafos ban reconociclo el inmenso poder de poco agradable. Las l•arras horizontales de la Z
están mal proporcionadas, restando estabilidad.
transformación de las escrituras, fenómeno que está estrechamente ligado a la
La barra de la e se encuentra situada muy baja.
elección del utensilio y a la inclinación del soporte. También han constatado
Ópticanwnte d punto ~oure la i parece pequeñn.
diferencias considerables entre los estilos, que distan mucho de revestir un carácter
homogéneo. Estos especialistas han intentado establecer una nomenclatura, es
decir, han propuesto denominaciones para distintos tipos de alfabetos. con el fin de
aportar claridad. No obstante, las tentativas de clasificación se revelan siempre un EOA
tanto vanas y arbitrarias a la hora de designar estilos caligráficos, ya que la caligrafía
es una materia viva y abundante que por definición está en constante evolución.
tt 1e11
Por encima de estas nomenclaturas. que iremos deswbriendo a lo largo de la
presente obra, los usos distinguen tres fases principales de la escritura, (res estados
significativos que se interpenetran, desafiando constantemente los hábitos y los
elementos establecidos. La primera categoría corresponde a la escritura monumental Esquc•ma que muestra el rebas¡¡mieuto de las
o lastuosa. Es la escritura libraría, muy cuidada y bien formada, que se traza letras redondas o puntiagudas en comparación
con las letras rectas, que deben manten er la
lentnmcnte. Es, sobre todo, una escritura para ser vista; en ocasiones representa la
alineacióu con respecto a la envergadura.
expresión del poder político. La encontramos cuando la intención del calígrafo no En la segunda línea, el travesaño ele la t es
se reduce a dejar constancia de las palabras, sino que trata de poner a prueba sus demasiado grueso. Los gruesos redondos
siempr~ deben ser 11laS anchos que los grueSM
habilidades caligráficas. La belleza constituye su elemento esencial.
rectos. Ópt·icamente es conveniente rurvar los
La segunda fase comprende la escritura cancilleresca, es decir, la cursiva o remates para t·vitnr que parezcan arqueados
escritura del poder espirituaL Representa la expresión de una iden tidad social y hacia fuera.
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