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Lascaux, Altamira: la escritura rupestre
Cerca de trenta mil años antes ele nuestra era unos hombres decidieron cubrir las
paredes de sus cuevas con imágenes ele caza. ¿Acaso no fue ésta la primera tentación
hacia lo escrito? lascaux y Altamira son nombres que desde antes de la historia
evocan innegablemente los principios de la representación, de la reproducción de lo
real. ¿Se trataba de rememorar los buenos tiempos de caza o, de un modo más sutil,
de conquistar por la imagen ciertas presas inaccesibles? Nadie lo sabe y tal vez nadie
llegue a saberlo jamás, pero lo cierto es que existieron hombres que querían
expresarse y ésta es, sin duda, la mayor revolución del espíritu prehistórico que
hasta ahora hayamos podido constatar. Así pues, ya fuera para hacerse dueño
Mano empuñ;:mdo un bifaz ad1rlirnse del universo o para otros fines, representar, testimoniar, significó pintar: el arte
elaborado mediante una técnica muy
de la figuración fue pues, en sus orígenes, el primer medio para memorizar un
rudimentaria,
mensaje. En Francia, las innumerables cuevas de la Alta Dordoña, con sus renos y
sus mamuts, da11 buena fe de elJo. Estos frescos rupestres de significado incierto
inaugpraron todo el proceso de la escritura: el soporte (aquí la piedra misma), los
utensilios (como la madera quemada o la grasa animal), las estructuras del lenguaje;
Caz<~dor con arco procedentf' de la cueva de todas las soluciones propuestas por el arte rupestre prehistórico prefiguran las que
Alpera, Albacete (España). P<'riotlo me~ulíti<:u.
vendrían después según los diferentes tipos de escritura. La historia de la escritura
Figura en mjo y negro; altura: 17,5 cm.
es también la historia Je las condiciones de su aparición. Salvando el elemento
Representación muy esquemático que parece
alejarse del contexto rná15ico y "P'Int<l hacia la técnico propiamente dicho, la representación rupestre de las cuevas prehistóricas se
pictngraffa y la escritura. basa fundamentalmente en el realismo de la imagen. Con sus trazos y colores lisos,
la pintura rupestre magnifica la realidad en la medida en que exalta la vida concreta,
sobre todo la vida animal. Este arte figurativo en el que, como dice Élie Faure, «el
objeto» se proyecta «sobre ttna pared», tardó en aparecer de nuevo: esta forma de
escritma del mundo debió de interrumpirse aJ final del Magdaleniense, en la cúspide
del Paleolítico superior. En la época de las ciudades lacustres el silencio volvió
a tomar posesión, al tiempo que enmudeció la arquitectura celta. Los primeros
momentos ele la escritura humana no duraron pues mucho tiempo. Como aterida
por un misterioso respeto, parece como si se hubierH encarnado en el impulso
de monolitos extraños. Tuvieron que transcurrir treinta mil años antes de que se
descubriera otra forma de lenguaje, pero esta vez sucedió muy lejos de la cornisa del
Atlántko ...
GuiJarros con rnonvos abstractos pimaclos cnn una mezcla de óxido de hierro rojo, resina y grasa
animal, procedentes de la cueva de Mas d 'Azil, Aricge (Francia). Período mesolítico. Seglin Edouard
l'ietle ( 1887), es los guijarros pudieron servir como moneda de cambio. Los Ira bajos recientes de
Hugo Obermeier demuestran que estos objetos eran portadores de las almas de los difuntos. Es muy
significativo observar que las primeras expresiones artísticas no siempre fueron figurativas sino que,
por el contrario, a menudo primaba la d imensión abstracta.
LOS ORlC:ENES I)E LA CA LIGI\AFI I\