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coincidir con su propio sistema de escritura. Manteniendo más o menos los mismos
signos, la escritura acadia se complicó en extremo, mezclando el valor ideográfico y
fonético de las dos lenguas en un mismo signo. Esta hipertrofia del sumerio,
conocida como el sumerio-acadio, se extendió ampliamente por Mesopotamia y por
todo el mundo oriental. Entre 2000 y 1000 a. de C. la escritura acadia cuneiforme
ya constituía la lengua diplomática de todo el Próximo Oriente.
Egipto o la era del jeroglífico
Al igual que Sumer, el Egipto de los faraones nos ha legado uno de los testimonios
más importantes y originales del mundo antiguo, testimonio tanto más conmovedor
por el hecho de haber quedado interrumpido sin jamás encontrar relevo alguno.
El término « jeroglífico• proviene del griego hieros, sagrado, y glyphein, grabar.
Los jeroglíficos, en efecto, servían para transcribir textos sagrados. La escritura
jeroglífica, con su carga de misterio y de magia, recorrió la historia durante más de
treinta siglos, desde las primeras tablillas de Horus Aha (tercer milenio) hasta su
desaparición hacia el año 300. Desde el principio, el sistema jeroglífico se presentó
en su forma completa y sus caracteres se utilizaron como ideogramas y como signos
fonéticos. Sin embargo. Egipto no conoció una única forma de escritura. La primera
y más célebre, la escritura jeroglífica, disponía sus signos tanto de arriba abajo como
horizontalmente y de izquierda a derecha como al contrario. Casi como un dibujo,
esta escritura parece a primera vista una decoración: formas animales, estilización
de plantas y de ciertos objetos. Por supuesto, lejos de tener una finalidad puramente
decorativa, esta grafía refleja una compleja organización cuyo secreto tuvieron
mucha dificultad en desvelar sus descifradores. Al igual que en la escritura
Thot, el dios de los escribas con cabe1a de ibis, cuneiforme sumerio-acadia, el jeroglífico egipcio expresa una palabra o un sonido.
e~cribc la sentencia en una escena del juicio de
El principio ideográfico se resistió pues vigorosamente a una descomposición en
la> almas sirviéndose de una ca1ia tallada y una
elementos fonéticos y, en definitiva, se mantuvo como la piedra angular del sistema
p<•lcta de madera en la que :.e dbtingucn do;
s.JI¡,crillas. Thol. 4ue más tarde sería asimilado jeroglífico egipcio. Señalemos, no obstante, que al elaborar una serie ele 24 símbolos
por los griegos a Hennes trimcgisto, aparece
rodeado por un texto jeroglífi{'o. Fragmento
del Papiro de Ani, hacia 1420 a. de C. Londres,
Must•o Británico.
e L E o p A T A A
fonéticos, cada uno de los cuales representando una consonante distinta, los
egipcios podrían haber llevado a cabo una innovación mediante la instauración
de un alfabeto completo. Por desgracia, esta deconstrucción en fonemas, que data
al menos de mil quinientos antes de nuestra era, solo sirvió para reproducir el
significado ideográfico. ¿Cuál fue entonces, ante esta estructura tan compleja, el
elemento que permitió descifrar los jeroglíficos? Un conjunto de determinativos
situados junto a los signos de escritura ayudó a precisar el sentido de ciertos
ideogramas o a concretar el de los símbolos fonéticos. El «cartucho», o marco
ovalado, indica el título del rey. A principios del siglo XIX, Champollion se inspiró
en estos determinativos para llegar a la conclusión de que la escritura egipcia tenía
Escriba sentado. Altura: 53.7 cm. Estallla en una estructura bipolar; es decir, que estaba constituida tanto por palabras como
piedra caliLa policromada, 1v dina:,tía, hacia
por sonidos. Champollion había sido un niño prodigio y siendo aún muy joven
2550 a. de C. Hallada en Saqqarah. París,
dominaba ya el griego, el latín y el hebreo. Descifrador por naturaleza, se sorprendió
Musco del Louvre.
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