Page 142 - El Retorno del Rey
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                    Las Casas de Curación
      Una nube de lágrimas y de cansancio empañaba los ojos de Merry cuando se
      acercaban a la Puerta en ruinas de Minas Tirith. Apenas si notó la destrucción y
      la muerte que lo rodeaban por todas partes. Había fuego y humo en el aire, y un
      olor nauseabundo: pues muchas de las máquinas habían sido consumidas por las
      llamas o arrojadas a los fosos de fuego, y muchos de los caídos habían corrido la
      misma  suerte;  y  aquí  y  allá  yacían  los  cadáveres  de  los  grandes  monstruos
      sureños, calcinados a medias, destrozados a pedradas, o con los ojos traspasados
      por las flechas de los valientes arqueros de Morthond. La lluvia había cesado, y
      en el cielo brillaba el sol; pero toda la ciudad baja seguía envuelta en el humo
      acre de los incendios.
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