Page 169 - El Retorno del Rey
P. 169
través de Lossarnach; y Angbor el intrépido cabalga al frente. Si partimos dentro
de dos días, estarán cerca de aquí bastante antes. Además he ordenado a muchos
otros que me siguieran, y remontaran el río en tantas embarcaciones como
pudieran conseguir; y con este viento no tardarán en llegar: en verdad, varias
naves han anclado ya en los muelles del Harlond. Estimo que podremos llevar
unos siete mil hombres, entre infantes y jinetes, y a la vez dejar la ciudad mejor
defendida que cuando comenzó el ataque.
—La Puerta ha sido destruida —dijo Imrahil—. ¿Dónde está ahora la pericia
para reconstruirla y ponerla de nuevo?
—En Erebor en el Reino de Dáin —dijo Aragorn—, y si no se desbaratan
todas nuestras esperanzas, llegado el momento enviaré a Gimli hijo de Glóin en
busca de los picapedreros de la Montaña. Pero los hombres son una defensa más
eficaz que las puertas, y no habrá puerta que resista al enemigo si los hombres la
abandonan.
Tales fueron pues las conclusiones del debate: en la mañana del segundo día
partirían con siete mil hombres, si conseguían reunirlos; la mayor parte de esta
fuerza iría a pie a causa de las regiones accidentadas en que tendría que
internarse. Aragorn trataría de reunir unos dos mil de los que se habían plegado a
él en el Sur; pero Imrahil tenía que reclutar tres mil quinientos; y Éomer
quinientos de los Rohirrim, que aun desmontados eran guerreros diestros y
valientes. Y él mismo iría a la cabeza de una columna formada por quinientos de
sus mejores jinetes; en una segunda compañía de otros quinientos jinetes, junto
con los hijos de Elrond marcharían los Dúnedain y los Caballeros de Dol Amroth:
en total seis mil hombres a pie y mil a caballo. Pero la fuerza principal de los
Rohirrim, la que aún contaba con cabalgaduras y estaba en condiciones de
combatir, defendería el Camino del Oeste de los ejércitos enemigos apostados en
Anórien. E inmediatamente enviaron jinetes veloces en busca de noticias hacia el
norte; y al este de Osgiliath y del camino a Minas Morgul.
Y cuando hubieron contado todas las fuerzas, y luego de discutir las etapas del
viaje y los caminos que tomarían, Imrahil estalló de pronto en una sonora
carcajada.
—Esta es, sin duda —exclamó—, la mayor farsa en toda la historia de
Gondor: ¡que partamos con siete mil, una hueste que equivale apenas a la
vanguardia del ejército de este país en los días de esplendor, al asalto de las
montañas y de la puerta impenetrable del País Oscuro! ¡Como si un niño
amenazara a un caballero armado con un arco de madera de sauce verde y
cordel! Si el Señor Oscuro supiera tanto como tú dices, Mithrandir ¿no te parece
que en vez de temer sonreiría, y nos aplastaría con el dedo meñique como a un
mosquito que intentara clavarle el aguijón?