Page 234 - El Retorno del Rey
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obedecerle, y las piernas cedieron, se detuvo, y bajó con cuidado a su amo.
        Frodo abrió los ojos y aspiró una bocanada de aire. Aquí, lejos de los vapores
      que allá abajo flotaban a la deriva y se retorcían en espirales, respirar era mucho
      más fácil.
        —Gracias, Sam —dijo en un susurro entrecortado—. ¿Cuánto falta aún para
      llegar?
        —No lo sé —respondió Sam—, pues no sé en verdad a dónde vamos.
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