Page 332 - El Retorno del Rey
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En las viñas de la Cuaderna del Sur pesaban los racimos, y la cosecha de
« hoja» fue asombrosa; y hubo tanto trigo que para la siega todos los graneros
estaban abarrotados. La cebada de la Cuaderna del Norte fue tan excelente que
la cerveza de 1420 quedó grabada en la memoria de todos durante largos años, y
llegó a ser un dicho proverbial. Y así una generación más tarde no era raro que
un viejo campesino al dejar el pichel sobre la mesa de una taberna, luego de
beber una pinta de cerveza bien ganada, exclamara con un suspiro:
—¡Ah, ésta sí que era una auténtica 1420!
Al principio Sam se quedó con Frodo en casa de los Coto. Pero cuando Tirada
Nueva estuvo terminada, fue a vivir con el Tío. Además de todas sus otras
ocupaciones, conducía las obras de limpieza y restauración de Bolsón Cerrado;
pero más a menudo recorría la Comarca para ver cómo progresaban los trabajos
de forestación. Y por estar lejos de Hobbiton a comienzos de marzo, no supo que
Frodo había estado enfermo. El trece de ese mes el granjero Coto encontró a
Frodo tendido en la cama; aferraba una piedra blanca que llevaba al cuello
suspendida de una cadena y hablaba como en sueños.
—Ha desaparecido para siempre —decía—, y ahora todo ha quedado oscuro
y desierto.
Pero la crisis pasó, y al regreso de Sam el veinticinco, Frodo se había
recobrado, y no le dijo nada de él mismo. Entretanto los trabajos de limpieza de
Bolsón Cerrado quedaron concluidos, y Merry y Pippin llegaron desde Cricava
trayendo de vuelta el antiguo mobiliario y todos los enseres de la casa, y la vieja
cueva volvió a ser la misma de antes.
Al fin todo estuvo pronto, y Frodo dijo:
—¿Cuándo piensas venir a vivir conmigo, Sam?
Sam pareció un poco turbado.
—No es necesario que vengas en seguida, si no quieres —dijo Frodo—. Pero
sabes que el Tío siempre estará a un paso, y estoy seguro de que la Viuda
Rumble cuidará bien de él.
—No es eso, señor Frodo —dijo Sam, y se puso muy rojo.
—Y bien ¿qué es entonces?
—Es Rosita, Rosita Coto —dijo Sam—. Parece que no le gustó nada que yo
me fuera de viaje, a la pobrecita; pero como yo no había hablado, no podía decir
nada. Y no le hablaba, porque tenía algo que hacer, antes. Pero ahora he hablado,
y me dice: —¡Y bueno, ya has perdido un año! ¿Para qué esperar más? —
¿Perdido? —le digo—. Yo no lo llamaría así—. Pero entiendo lo que ella quiere
decir. Me siento como quien dice partido en dos.
—Comprendo —dijo Frodo—: ¿Quieres casarte, pero también quieres vivir
conmigo en Bolsón Cerrado? Mi querido Sam, ¡nada más sencillo! Cásate lo más