Page 328 - El Retorno del Rey
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En los ojos rojos de Lengua de Serpiente apareció una mirada de odio
salvaje.
—Tú me dijiste que lo hiciera —siseó. Saruman lanzó una carcajada.
—Y tú haces lo que Zarquino te dice, siempre, ¿verdad, Serpiente? Pues bien,
ahora te dice: ¡sígueme! —Y mientras el otro se arrastraba, le lanzó un puntapié
a la cara y echó a andar. Pero algo se quebró en ese instante. Lengua de
Serpiente se irguió de pronto y sacó un puñal que llevaba escondido; gruñendo
como un perro saltó sobre la espalda de Saruman, y tirándole la cabeza hacia
atrás, le hundió la hoja en la garganta; luego, con un aullido, echó a correr
sendero abajo. Antes que Frodo pudiera recobrarse ni pronunciar una sola
palabra, tres arcos hobbits silbaron en el aire, y Lengua de Serpiente se desplomó
sin vida.
Ante el espanto de todos, alrededor del cadáver de Saruman se formó una niebla
gris, que subió lentamente a gran altura como el humo de una hoguera, mientras
una figura pálida y amortajada asomaba sobre la colina. Vaciló un instante, de
cara al poniente; pero una ráfaga de viento sopló desde el oeste, y la figura se
dobló, y con un suspiro se deshizo en nada.
Frodo miró el cadáver con horror y piedad, y de pronto le pareció ver en él
largos años de muerte; y el rostro marchito se contrajo, y se transformó en
jirones de piel sobre una calavera horrenda. Levantando los faldones del manto
sucio que se extendía junto al cadáver, Frodo lo cubrió, y se alejó.
—Y he aquí el final —dijo Sam—. Un final horrible, y no desearía haberlo
visto; pero es una liberación.
—Y el final definitivo de la guerra, espero —dijo Merry.
—También yo lo espero —dijo Frodo suspirando—. El golpe definitivo, pero
pensar que ha caído aquí, a las puertas mismas de Bolsón Cerrado. En medio de
todas mis esperanzas y todos mis temores, jamás imaginé nada semejante.
—Yo no diré que es el fin, hasta que hayamos arreglado este desbarajuste —
dijo Sam con aire sombrío. Y eso nos llevará mucho tiempo y trabajo.