Page 323 - El Retorno del Rey
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inmediatamente. Una veintena, o más, intentó escapar abalanzándose contra las
carretas. Seis cayeron muertos, pero los restantes lograron huir, matando a dos
hobbits, y luego se dispersaron campo traviesa en dirección al Bosque Cerrado.
Otros dos cayeron mientras corrían. Merry lanzó un potente toque de cuerno y
otros le respondieron a la distancia.
—No irán muy lejos —dijo Pippin—. Todos estos campos están llenos de
cazadores hobbits.
Atrás, los hombres atrapados en el sendero trataban de escalar la barricada y
las barrancas, y los hobbits tuvieron que matar a unos cuantos, con las flechas o
con las hachas. Pero algunos de los más vigorosos y más encarnizados
consiguieron salir por el oeste, y más decididos ahora a matar que a escapar,
atacaron ferozmente. Varios hobbits cayeron, y los restantes empezaban a
flaquear, cuando Merry y Pippin, que se encontraban en el flanco este,
irrumpieron de improviso y se lanzaron contra los rufianes. Merry mató con sus
propias manos al cabecilla, un bruto corpulento de mirada torcida que parecía un
orco gigantesco. Luego replegó sus fuerzas, encerrando a los últimos remanentes
de la pandilla en un amplio círculo de arqueros.
Al fin la batalla terminó. Casi setenta bandidos yacían sin vida en el campo y
doce habían sido tomados prisioneros. Entre los hobbits hubo diecinueve muertos
y unos treinta heridos. A los rufianes muertos los cargaron en carretones, los
transportaron hasta un antiguo arenal de las cercanías, y los enterraron: el Arenal
de la Batalla, lo llamaron desde entonces. Los hobbits caídos fueron sepultados
todos juntos en una tumba en la ladera de la colina, donde más tarde levantarían
una gran lápida rodeada de jardines. Así concluyó la Batalla de Delagua, 1419, la
última librada en la Comarca, y la única desde la Batalla de los Campos Verdes,
1147, en la lejana Cuaderna del Norte. Por consiguiente, aunque por fortuna
costó pocas vidas, hay un capítulo dedicado a ella en el Libro Rojo, y los
nombres de todos los participantes fueron inscritos en una Lista y aprendidos de
memoria por los historiadores de la Comarca. De esa época viene el
considerable incremento de la fama y la fortuna de los Coto; pero a la cabeza de
la Lista figuran en todas las versiones los nombres de los Capitanes Meriadoc y
Peregrin.
Frodo había estado presente en la batalla, pero no había desenvainado la espada,
preocupado sobre todo en impedir que los hobbits, exacerbados por las pérdidas,
matasen a aquellos adversarios que ya habían depuesto las armas. Una vez la
batalla concluida, y encomendadas las tareas que seguirían, Merry y Sam se
reunieron con él, y cabalgaron de regreso en compañía de los Coto. Comieron un
almuerzo tardío, y entonces Frodo dijo con un suspiro:
—Bueno, supongo que es hora de que nos ocupemos del « Jefe» .