Page 136 - La Traición de Isengard
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Durante un tiempo, reinó la paz bajo la Montaña, hasta que se empezaron a oír
rumores del anillo.
» El año pasado llegaron mensajes de la lejana Mordor; nos ofrecían anillos
de poder tales como podía hacer el Señor de Mordor… con la condición de que
les diéramos nuestra amistad y ayuda. Y con insistencia preguntaron sobre un tal
Bilbo, pues creían haber descubierto que en una ocasión había sido nuestro
amigo. Nos ordenaron que, por las buenas o por las malas obtuviéramos de él, si
podíamos, un cierto anillo que había poseído. A cambio de ello, se nos ofreció tres
anillos iguales a los que habían tenido nuestros antepasados. Incluso por noticias
de dónde se lo podría encontrar nos prometieron una amistad eterna y grandes
recompensas.
» Bien sabíamos que la amistad de semejantes mensajes era falsa y ocultaba
una amenaza, pues por aquel entonces también nos llegaron muchas noticias
malignas concernientes a Mordor. Todavía no les hemos contestado; y yo he
venido primero aquí en representación de Dáin para advertirle a Bilbo que lo
busca el Señor Oscuro, y para averiguar (si puede ser) por qué es así. También
anhelamos el consejo de Elrond, porque la sombra crece. Creemos que también
se han enviado mensajes al Rey Brand en el Valle, y que él teme oponer
resistencia. Ya tiene una guerra en sus fronteras del sur. Si no respondemos, el
Señor Oscuro movilizará a otros hombres para atacarlo, a él y a nosotros.
—Has hecho bien en venir —dijo Elrond—. Hoy oirás todo lo necesario para
comprender los objetivos del Enemigo, y por qué busca a Bilbo. No hay nada
que puedas hacer salvo resistir, ya sea con o sin esperanza. Pero como
descubrirás, tu problema es sólo una parte del nuestro [> los problemas de otros];
y tu esperanza crecerá y caerá con la suerte del Anillo. Ahora oigamos las
palabras de Galdor del Bosque Negro, ya que aún son conocidas por pocos.
—Yo no vengo —empezó Galdor— para añadir más relatos sobre la guerra y
la tensión crecientes, aunque el Bosque Negro no se ha salvado de ellas, y las
cosas oscuras que huyeron de él durante un tiempo ahora retornan en tales
números que mi pueblo está en dificultades. Me han enviado para traer nuevas:
me temo que no son buenas, aunque cuán malas son, otros [141] deberán
juzgarlo. Smeagol, al que ahora llaman Gollum, ha escapado.
—¡Qué! —exclamó Trotter—. Considero que son malas noticias y podéis
recordar mis palabras: lo lamentaremos. ¿Cómo es que los Elfos del Bosque han
fallado en la confianza depositada en ellos?
—No por falta de vigilancia —dijo Galdor—, sino, quizá, por una excesiva
amabilidad y, ciertamente, con ayuda que recibió de otra parte. Se lo guardaba
día y noche; pero, esperando que se curara, no tuvimos valor para encerrarlo en
las mazmorras bajo tierra.
—Fuisteis menos delicados conmigo —dijo Glóin con mirada centelleante, al
tiempo que despertaban los viejos recuerdos de su encarcelamiento en la prisión