Page 138 - La Traición de Isengard
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[tachado con lápiz], Isildur y Anárion. Pero los hijos de Elendil no regresaron de
la guerra con Sauron, y sólo en Minas Ithil [> Anor] se mantuvo el dominio del
Oeste. Allí gobernó el hijo de Isildur [> Anárion] y, después de él, sus hijos. Pero
a medida que el mundo empeoraba y la debilitada Osgiliath se desmoronaba, y
los servidores de Sauron se apoderaban de Minas Anor [no cambiado por Ithil],
que se convirtió en un lugar de temor, y se la llamó Minas Morgol, la
Toda la última frase fue tachada a lápiz. Las últimas palabras se encuentran al
pie de la página, y la página siguiente está perdida. Es una desgracia, ya que
parte de la primera forma de la historia se ha perdido con ella. El texto, cuando
vuelve a reanudarse, es complejo, y resulta más claro numerarlo en secciones
de (i) a (iii). Ahora nos encontramos en mitad de un discurso de Boromir.
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(i)
Pero de estas palabras ninguno pudimos entender nada, hasta que
descubrimos, después de buscar por todas partes, que Imlad-ril [> Imlad-rist] era
el nombre de un valle muy al norte, llamado por los hombres [> hombres del
Norte] Rivendel, donde vivía Elrond el Medio Elfo.
—El resto ahora quedará claro para ti —dijo Trotter, poniéndose de pie.
Desenvainó la espada y la arrojó sobre una mesa delante de Boromir: en dos
piezas—. Aquí está la Espada que fue Rota, y yo soy el portador.
—Pero ¿quién eres y qué tienes que ver tú o la espada con Minas Tirith? —
preguntó Boromir.
—Es Aragorn hijo de Celegorn, que desciende en línea directa [añadido: a
través de muchos padres] de Isildur de Minas Ithil, hijo de Elendil —anunció
Elrond—. Es tarkil y uno de los pocos que ahora quedan de ese pueblo.
[En este punto hay una marca de inserción para otro pasaje, aquí identificado
como (iii), que debe sustituir al que sigue abajo, la continuación del pasaje (i).]
(ii)
—Y los Hombres de Minas Tirith expulsaron a nuestros padres —dijo
Aragorn—. ¿Eso ya no se recuerda, Boromir? Los hombres de aquella ciudad
nunca han dejado de luchar contra Sauron, pero no muy a menudo han dejado
de prestar atención a los consejos que proceden de él. En los días de Valandur
murmuraron contra los Hombres del Oeste, y se alzaron contra dios, y cuando
regresaron de batallar contra Sauron les negaron la entrada en la ciudad. [144]