Page 201 - La Traición de Isengard
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arrastrado en letras élficas. Están acercándose.
        Miró a su alrededor.
        —Parece  que  ofrecieron  una  última  resistencia  en  las  dos  puertas  de  esta
      cámara —dijo—. Pero ya entonces no quedaban muchos. Así terminó el intento
      de recuperar Moria. No ha llegado todavía la hora. Su intento debió haber sido
      desesperado.  Mas  temo  que  ahora  tengamos  que  despedirnos  de  Balin  hijo  de
      Fundin:  fue  un  enano  noble.  Que  descanse  aquí  en  las  salas  paternas.  Nos
      llevaremos este libro, y lo miraremos luego con más atención. Será mejor que tú
      lo guardes, Frodo, y se lo des a Bilbo. Le interesará, aunque creo que le apenará.
      [249]  Me parece que ya sé dónde nos encontramos. Ésta tiene que ser la Cámara
      de Mazarbul y la Sala 21 del extremo Norte. Por lo tanto, hemos de salir o bien
      por el arco del sur o del este de la sala o, posiblemente, por esta otra puerta de
      aquí,  la  del  este.  Creo  que  regresaremos  a  la  Sala.  ¡Vamos!  La  mañana  está
      pasando.
        En ese mismo instante se oyó un gran ruido, como si algo rodara retumbando
      y que parecía venir de los abismos lejanos, haciendo temblar la piedra a sus pies.
      Saltaron  hacia  la  puerta,  alarmados.  Pero  al  momento  de  hacerlo  siguió  una
      explosión, repetida por el eco; estaban soplando un gran cuerno en la sala, y otros
      cuernos  y  gritos  roncos  respondieron  en  los  corredores.  Se  oyó  el  sonido  de
      muchos pies que corrían.
        —¡Qué  tonto  he  sido  por  retrasarme  aquí!  —exclamó  Gandalf—.  Aquí
      estamos, encerrados como ellos antes. Pero entonces yo no estaba aquí. Veremos
      qué…
        Bum, sonó de nuevo el estremecedor ruido, y las paredes se sacudieron.
        —¡Cerrad las puertas y atrancadlas! —gritó Trotter—. Y no descarguéis los
      bultos, quizás aún tengamos posibilidad de escapar.
        —¡No! —dijo Gandalf—. Atrancadlas pero dejadlas entreabiertas. [226] No
      debemos encerrarnos. Si podemos, iremos por la puerta más lejana.
        Otra ronca llamada de cuerno, y unos gritos agudos que re verberaron por el
      corredor. Hubo un entrechocar de meta les mientras la Compañía desenvainaba
      sus  armas.  [Añadida  Glamdring  y  Dardo  brillaron  con  una  luz  pálida,
      centelleando  en  los  filos.]  Boromir  metió  cuñas  de  hojas  rotas  y  astillas  de
      madera  de  los  cofres  bajo  la  puerta  occidental  por  la  que  habían  entrado.
      Entonces, Gandalf se le acercó y se plantó detrás
        —¿Quién viene aquí a perturbar el descanso de Balin, Señor de Moria? —gritó
      con voz estentórea.
        Hubo una cascada de risas roncas, como piedras que se deslizan y caen en un
      pozo; en medio del clamor se alzó una voz grave. Bum, bum, bum, prosiguieron
      los ruidos en los abismos. Con rápido movimiento, Gandalf fue hacia el hueco de
      la puerta y adelantó la vara. Un relámpago enceguecedor iluminó la cámara y el
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